La tarde del viernes 9 de agosto se tiñó de sangre en la cooperativa Vida Nueva de Durán cuando David Alejandro Santacruz Echeverría, de 23 años, y Josué Enrique Cervantes Holguín, de 20, se dirigieron a una barbería con la intención de cortarse el cabello. Lo que parecía ser una actividad rutinaria se convirtió en la última de sus vidas, cuando sujetos encapuchados y armados irrumpieron en el local, disparando a quemarropa.

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Mientras los jóvenes esperaban su turno, los atacantes, sin mediar palabra, los señalaron como sus objetivos, ordenando al resto de los presentes que se tiraran al piso. Las balas segaron las vidas de Santacruz y Cervantes en cuestión de segundos. Según el informe policial, los criminales estaban armados con un fusil y una pistola, lo que demuestra la planificación y la frialdad con la que ejecutaron el doble asesinato.

Este violento suceso elevó la cifra de homicidios en Durán a 276 en lo que va del año, reflejando la escalada de violencia que azota la zona. “Les dijeron que se tiraran al piso, y luego comenzaron a disparar directamente contra los dos jóvenes. Después de eso, los atacantes salieron corriendo,” detalló una fuente policial.

En la escena del crimen, agentes de Criminalística recogieron un total de once vainas percutidas de diversos calibres: dos de 9 milímetros, siete de 5.56, dos de 2.23, junto con nueve cartuchos de 9 milímetros y un teléfono celular, posiblemente perteneciente a una de las víctimas.

Los criminales huyeron en el mismo vehículo en el que llegaron, dejando tras de sí el eco de la violencia y el dolor en un cantón que, pese a estar intervenido por policías y militares desde el pasado 17 de julio, aún padece actos de brutalidad.

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