El padre de Ernesto Saúl Cubi Viñán estuvo a punto de ser secuestrado por segunda vez, la noche de este jueves 31 de octubre. La primera fue en noviembre de 2023, cuando unos delincuentes intentaron embarcarlo a la fuerza a un vehículo, pero su complexión robusta hizo imposible que pudieran llevárselo.

(Te invitamos a leer: Remzi Azemi y Dritan Gjika: La mafia balcánica y el peligroso vínculo que los une)

Esos mismos criminales serían los que, hace dos noches, regresaron para intentar nuevamente el rapto, pero primero fueron por su cónyuge, la madre de Ernesto, quien tenía 28 años.

Él escuchó los gritos de auxilio de su progenitora y, tras revisar las cámaras de seguridad, bajó rápidamente las escaleras de su casa, ubicada en la manzana 259 de la ciudadela Sauces 6, en el norte de Guayaquil.

Sus padres, originarios de Colta, provincia de Chimborazo, son dueños de la vivienda y de una tienda en la planta baja.

Ernesto, quien estudiaba el último semestre de Administración de Empresas en una universidad privada de Guayaquil, corrió a socorrer a su madre, quien estaba siendo forzada a entrar en un carro plomo por los delincuentes. Durante el forcejeo, uno de los atacantes lo apuntó con un arma y le disparó en el tórax.

Un tío del fallecido relató que el joven estaba en la planta alta de la casa estudiando cuando su hermana menor comenzó a gritar pidiendo ayuda.

“Mi sobrino estaba haciendo las tareas, pero bajó corriendo y se enfrentó a los delincuentes. Mi hermana ya tenía medio cuerpo dentro del carro; se resistía a ser secuestrada. Todos salimos a ver qué pasaba y en ese momento escuchamos el disparo. Recibió un solo tiro y cayó al piso. Lo llevamos a una clínica, pero murió a los pocos minutos. Él daba la vida por su madre. Fue su héroe”, sostuvo el tío, con la voz entrecortada.

El allegado también contó que hacía una semana Ernesto, el segundo de cuatro hermanos, había viajado con su familia a Quito para disfrutar de un paseo. Al regresar, le dijo a su madre que ya no trabajara más, que merecía descansar después de tantos años de esfuerzo por él y sus hermanos.

“En pocos meses iba a graduarse, y su mayor deseo era que sus padres ya no tuvieran que trabajar, que pudieran disfrutar de la vida viajando y paseando. Pero esta tragedia los ha golpeado profundamente”, expresó.

Ayer, vecinos de la ciudadela Sauces 6 estaban consternados y pidieron a la Policía más patrullajes en esta zona del norte de la ciudad, donde aseguran que los robos, extorsiones y secuestros se han vuelto comunes.

“Hace unas semanas secuestraron al dueño de un chifa. A su familia la encerraron en el baño. Aquí los dueños de negocios deben pagar para que no les hagan nada”, manifestó con preocupación un residente del sector.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡Suscríbete a EXTRA!