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El día que tres Huaoranis exploraron Guayaquil por primera vez y conocieron el río Guayas
Nadie podía creer que los miembros de una comunidad del Oriente ecuatoriano iba a darse un paseo
Los Huaoranis son una comunidad que vive en el Oriente ecuatoriano, tienen arraigadas costumbres y no les gusta salir a la ciudad. Era el 2003 y los habían acusado de tener problemas con los Taromenani, en un lío que había dejado varios muertos.
La fama de los Huaoranis era grande, por eso EXTRA hizo un viaje hasta su lugar de origen y los invitó para que vengan por primera vez a Guayaquil. Parecía mentira verlos cuando se bajaban de un carro de EXTRA en pleno centro de la ciudad.
Fue algo que la gente no creía
Ellos aceptaron venir, pero la única condición era que iban a viajar con sus trajes como viven en Pastaza. Es decir, semidesnudos.
Los huaoranis que llegaron eran: Ique Ima, Huari Ima y Nenkiwi Bai.
Para poder salir a conocer Guayaquil y Durán tuvieron que amarrarse sus cumbis, que es una soga a la cadera que sirve para atar su miembro viril y caminar con facilidad, y se colocaron sus plumas de yawi (tucán) para emprender un pequeño ‘city tour’.
Para muchos era como si estuvieran viendo una película de indígenas de esas que daban en la televisión. Portaban sus lanzas y el traje autóctono.
Todo hablaban de la presencia de ellos
Las bromas sobre que se le veía el miembro viril, la gente mejor se las guardaba, no vaya a ser y se molestaran. En realidad se les veía todo.
La gente se mostraba sorprendida en las calles. “¡No están tapaditos, Dios mío, no lo están!”, exclamaba Lourdes Matías, de 36 años, quien, con una sonrisa temblorosa, decidió darles la mano a los indígenas del Oriente.
Las comparaciones entraron en escena. “Yo solo los he visto en la televisión”, decía uno. “Yo en Santo Domingo, cuando me fui a hacer una limpia”, expresaba Piedad Yaguno, de 52 años, que se había hecho ‘curar’ por los Colorados. La señora no sintió temor.
Arturo Fernández, quien en el 2003 era comisario del cantón Durán, sin perder tiempo tomó su cámara fotográfica y lanzó dos ‘flashes’. De lejos, claro.
En el Malecón hubo problemas
En Guayaquil visitaron el monumento de Guayas y Quil, indígenas de los que, según la historia, proviene el nombre de nuestra ciudad.
Las cinco lanzas con las que los miembros de esta tribu se van de cacería, las tenían en Guayaquil. La más corta, según ellos, era aquella que habían usado en la matanza de los taromenani.
El Malecón 2000 no pudieron recorrerlo, los guardias lo impidieron. Luego los Huaoranis fueron a conocer el imponente río Guayas y después se fueron al mar por primera vez, en Playas.