Los políticos han hundido el debate político con peleas sin sentido y mensajes vacíos. Se enfocan en conflictos insignificantes y propaganda barata, e incluso hacen bailes y acrobacias en redes sociales. En lugar de centrarse en la discusión crucial de resolver los problemas estructurales de Ecuador, estas distracciones mantienen a la gente en un letargo.

Actualmente, los políticos se limitan a fijar agendas que generalmente benefician sus intereses personales o partidistas. En contraste, los medios de comunicación transforman esos puntos de agenda en debates serios que responden a la pregunta central de los ciudadanos: ¿cómo afectará este tema, positiva o negativamente, sus vidas y las de sus familias? El pueblo busca respuestas directas y claras, sin rodeos ni disimulos. ¡A la vena!

Es crucial que surja una nueva generación de políticos que se comprometan a debatir con seriedad y altura sobre los temas más importantes para la sociedad. Mientras Ecuador siga produciendo políticos que se comportan como pugilistas, tiktokers o youtubers, el debate serio seguirá debilitado en el espacio donde debería estar más vibrante que nunca.