Firulais, el travieso perro que ha ganado notoriedad en el sector denominado ‘las 5 esquinas’ en el cantón Quinindé, provincia de Esmeraldas, dejó a muchos boquiabiertos el miércoles 3 de abril de 2024, cuando se llevó en su hocico un pollo pelado de buen tamaño.

La jocosa y sorprendente escena protagonizada por el animal ocurrió en pleno horario de almuerzo, cuando unos comerciantes y transeúntes disfrutaban de sus comidas en mesas al aire libre.

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El perro con mirada astuta se acercó sigilosamente a una de las mesas de una tercena (carnicería), donde reposaba un pollo pelado. Sin perder tiempo, se abalanzó sobre su presa con la voracidad de un lobo hambriento.

Después se fue campante, buscando un refugio seguro para devorar su banquete. Iba por la calle con su gran presa en la trompa, ante la mirada impávida de comerciantes y transeúntes. Nadie se atrevió a recriminarle nada al can.

Carniceros locales que han sido testigos de los hábitos alimenticios de Firulais durante meses, no podían creer lo que veían. Antes se había ‘robado’ unos trozos de carne, pero esta vez, el peludo se pasó.

“Este perro tiene un apetito insaciable”, comentó don Luis, dueño de la carnicería El Chuletón. “Siempre pensé que prefería la carne de cerdo, pero hoy demostró que también es fanático del pollo”.

“Él sabe que la proteína es mejor”, bromeó otra comerciante de carnes que también ha sido blanco de la astucia del canino, al que lo han visto actuando solo.

Lo calificaron de astuto, porque no todos los días se aparece por la zona de carnicerías. Diego Jara, comerciante de carnes, asegura que siempre después de un gran robo, como el ocurrido con el ‘mega’ pollo, desaparece uno o dos días. “Regresa cuando ya se le acaba la presa robada y tiene hambre”, mencionó el comerciante.

Los comerciantes del sector no saben si tiene dueño. Siempre lo han visto deambulando buscando comida. Sin embargo, no tiene apariencia de ser un perro de la calle, ya que tiene buena contextura y un pelaje relativamente sano.

“A los perros de la calle, por lo general, se los ve enfermos. A este no, se lo ve muy bien, sano y rozagante, seguramente porque se alimenta bien con lo que se sustrae de las carnicerías”, dijo María Caicedo, otra comerciante.

Firulais se ha convertido en el ‘terror’ de la zona comercial de Quinindé. Su habilidad para detectar cualquier descuido y robar comida de las mesas ha dejado a más de uno sorprendido.

Según expertos en comportamiento canino, Firulais tiene una debilidad por las carnes blancas. “Es como si supiera que el pollo es más tierno y jugoso”, sostuvo la veterinaria María Pérez. Siempre habían visto que el perro se llevaba piezas de chancho, pero la última vez optó por un pollo. ¡Y entero!

Desde el día que se fue con el pollo, no lo han vuelto a ver. El ‘escondite’ de Firulais sigue siendo un enigma para la comunidad. Por ahora, los comerciantes mantienen sus ojos bien abiertos y sus productos bien resguardados. ¡Quién sabe qué preferirá Firulais de menú en el futuro!

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