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Niña de seis años se salvó de tiroteo contra su padre en Esmeraldas

El ataque ocurrió en la ciudadela Casa Bonita. La víctima jugaba naipes

Referencial. Escena del crimen.
Referencial. Escena del crimen.CANVA.

La ciudadela Casa Bonita, un rincón del sur de Esmeraldas que solía ser sinónimo de paz, se convirtió en escenario de una tragedia la noche del viernes 20 de septiembre de 2024. Ricardo Paredes, de 48 años, trabajador de la Superintendencia del Terminal Petrolero de Balao (Suinba), fue asesinado frente a su hija.

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El hombre había salido a disfrutar con amigos una partida de naipes, que prometía risas y camaradería. La brisa suave acariciaba los rostros de quienes lo rodeaban, hasta que unos hombres armados los atacaron.

Testigos relatan que los disparos resonaron como truenos y el caos se desató. Ricardo, tomado de la mano de su hija de seis años, se encontró cara a cara con la muerte. La niña quedó paralizada, incapaz de comprender lo que ocurría, mientras su padre se desplomó.

Familiares de Ricardo, al escuchar los disparos, corrieron hacia el lugar. “Cuando llegamos, lo vimos tendido en el suelo, aún con signos vitales”, relata su hermana, con la voz entrecortada. “Traté de hablarle, de decirle que todo iba a estar bien,....”. 

FALLECIÓ EN EL HOSPITAL

En un intento desesperado por salvarlo, lo llevaron al Hospital Delfina Torres de Concha, donde la esperanza se desvaneció rápidamente. Los médicos, con rostros serios, confirmaron lo que nadie quería oír: Ricardo había fallecido.

“Era un hombre tranquilo, siempre dispuesto a ayudar”, recuerda José Cedeño, compañero de trabajo de Ricardo. “Tenía un gran sentido de responsabilidad y era muy profesional", según explicó el amigo y unas lágrimas le brotaron.

Casa Bonita
La víctima estaba con su hija, pasando un rato de entretenimiento.LUIS CHEME

La comunidad de Casa Bonita está sumida en el luto y la indignación. “No podemos seguir viviendo con este miedo”, dice una vecina, con la mirada perdida en el horizonte. “Ricardo era un buen hombre, un padre amoroso. No debería haber terminado así”.

Mientras las autoridades investigan el caso, la comunidad exige justicia. La violencia, que parecía lejana, ha tocado la puerta de sus hogares, y el eco de los disparos de la noche les sigue resonando.

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