¿Se imagina un lugar donde el sol brille con fuerza, el mar sea un espejo de cristal y la arena es blanca y suave como la seda? Así es Same, una de las playas más hermosas al sur de Esmeraldas, un paraíso escondido en la costa norte del Ecuador.

Al llegar a Same, los turistas se envuelven un ambiente de tranquilidad y paz. El sonido del mar y el canto de los pájaros lo transportan a un estado de relajación absoluto. “Same es mi refugio, mi lugar de escape de la ciudad. Aquí me siento viva, conectada con la naturaleza y conmigo misma”, dice Sofía Cueva, turista que llega los fines de semana.

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Es ideal para practicar el surf, el paddle board o el kayak. Los amantes del buceo también encontrarán en Same aguas cristalinas que permiten ver una variedad de especies marinas. La playa es un lienzo de arena blanca rodeada de palmeras y cocoteros que se mecen con el viento.

Pero Same no solo es playa. El pueblo es un tesoro de cultura y tradición. Los habitantes hospitalarios también ofrecen deliciosos platos.

“La comida aquí es una experiencia única”, dice Juan Concha, un chef local. “Nuestros platos son una fusión de la cocina tradicional con ingredientes frescos y naturales. Nuestro arroz con mariscos es famoso en toda la región”, acota.

Same es un lugar en el que podrá sentir que está en un paraíso en la tierra. Desde Esmeraldas hay 50 kilómetros de distancia, 40 minutos de viaje. En la terminal de Esmeraldas se toma un bus de las Coop. Costeñita o Pacífico. El pasaje cuesta entre $1,50 y $ 2.

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