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Judicial
Ataque en El Empalme: El blanco no era el policía acribillado
Dos personas asesinadas, un uniformado y un vendedor de mariscos, fueron las víctimas colaterales de un atentado, en el que también un sujeto resultó herido
La ‘huesuda’ no le perdonó la vida al policía Oliver Stalin Yánez López, de 25 años. En la tarde del 24 de abril, cerca de las 13:45, él y un vendedor de mariscos, identificado como Luis Alberto Sacón, fueron asesinados a plomo en El Empalme, cantón de la provincia del Guayas.
El hecho violento, del que además otro uniformado resultó herido, ocurrió en la avenida Quevedo, cerca del sector Los Almendros, junto a una ferretería de la zona.
Según Julio Quintana, jefe de Policía de El Empalme, estas personas habrían sido víctimas colaterales de un ataque a una Ford blanca, parqueada atrás del vehículo de Yánez, un Grand Vitara SZ blanco.
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“De otra camioneta, de color negro, se bajaron varios gatilleros y, con fusil en mano, abrieron fuego contra la camioneta blanca. Se presume que era blindada y que por eso se habrían salvado los ocupantes”, aseguró el oficial.
Sin embargo, en el ataque, los pistoleros también arremetieron contra el automóvil de Oliver, quien quedó sin signos vitales en el asiento del conductor.
Pocos minutos después, el “compa” de Yánez, otro policía con quien se encontraría esa misma tarde para comer ceviche, llegó al sitio como parte del contingente policial que intentó repeler la balacera; no obstante, esto fue imposible. “Los sujetos tenían armas largas, por lo que no fue posible detenerlos”, indicó el jefe zonal.
El “compa” de Yánez, por su parte, resultó herido en la balacera. Uno de los ‘pepazos’ le rozó la cabeza, por lo que tuvo que ser llevado de urgencia hasta el hospital de la localidad y posteriormente, en el helicóptero aeropolicial, que hizo su arribo en una calle céntrica de El Empalme, fue trasladado a a Guayaquil.
Luego de la muerte del policía Yánez, los pistoleros avanzaron hacia el centro de la ciudad y a unos 800 metros en el barrio Charlie protagonizaron una película de acción. Allí, Luis Sacón, de 60 años, fue alcanzado por otras balas.
Su esposa, Glenda, en medio del dolor, relató que el lunes (24 de abril) él había decidido ‘camellar’ hasta las 20:00 y, cuando estaba embarcando una botella de agua, listo para irse a su hogar, escuchó detonaciones y le mencionó a su esposa que mejor se regresaba.
De un momento a otro, ella vio cómo varios sujetos interceptaron la zona y disparaban a todo lo que se movía. Como la mujer estaba asomada en la ventana la apuntaron y no le quedó de otra que tirarse al suelo.
En ese instante notó que uno de los sujetos lanzó una granada que voló la puerta de su vivienda. Se encomendó a Dios sin saber que su esposo era uno de los acribillados en el lugar. La señora indicó que no quiere saber nada de acusaciones y que el Todopoderoso se encargará de hacer justicia.
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