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Opinión

Editorial: Vacuna por víveres

Es notable el ausentismo en algunos centros de vacunación de las personas seleccionadas según el rango de edad para este proceso, ocasionado por diferentes motivos, pero en especial por falta de información médica y técnica. La mayoría ha optado por creer en chismes y falsas informaciones sobre las vacunas y sus fatales consecuencias a corto y largo plazo. Hace más de un año, ¿cuánto deseábamos por tener esta vacuna entre nosotros y no lamentar la pérdida irreparable de mucha gente inocente a causa de esta pandemia?

Al parecer, la memoria del pueblo es frágil con respecto a temas que ponen en peligro su propia existencia. Fue hace poco que se podía percibir el miedo de muchos ciudadanos, al prender un televisor, abrir las redes sociales y escuchar o a leer sobre las estadísticas y saldos negativos que generaban esta pandemia. Muchos se quedaron sin familia, otros la perdieron de manera parcial, o sufrieron por estar internados en las diferentes casas asistenciales, y gran parte de la población fue testigo asintomático de lo que ocurría en aquel momento. La solución llegó, pero sin credibilidad frente a una campaña de desprestigio en contra de las farmacéuticas que empezaron a fabricar las vacunas que pondrían fin a este padecimiento.

Para fomentar y activar la inoculación a nivel nacional ciertas empresas privadas y ahora el Municipio de Guayaquil están estimulando a la ciudadanía con la entrega de víveres a cambio de vacunarse, a modo de grito desesperado, debido al gran ausentismo en los puntos de vacunación y porque la única manera de volver a dinamizar la economía es teniendo a la población 100% saludable, operativa y sin restricciones de movilidad.