Hoy en día es de lo más común el uso de celulares, ya que no solo nos sirven para realizar llamadas, también ofrecen entretenimiento a través de las diferentes aplicaciones que tienen las redes sociales que son, en ocasiones, una especie de exposición al público de nuestra vida privada para darnos a conocer o simplemente porque nos dio la gana de publicar una simple foto o video.

Pueden pasar meses sin vernos con parientes o amigos, pero la inmediatez de las aplicaciones de mensajería acortan cualquier distancia. Hoy la comunicación por medio de mensajes de textos es de mayor volumen en comparación a la comunicación verbal y de manera presencial. Las aplicaciones se levantan con nosotros apenas abrimos los ojos al despertarnos y de igual manera cuando nos disponemos a descansar por las noches.

Es casi como una ‘droga’ que genera dependencia y dejarlo es solo una utopía. Las principales aplicaciones de entretenimiento social y de mensajería sufrieron este lunes una fuerte caída operativa y por más de 5 horas tuvo padeciendo a los dependientes de ‘bendito aparato’. Finalmente, todo se repuso al pasar de las horas y se volvió a ese círculo vicioso que invisiblemente nos tienen atrapados.

Muchas personas descansaron por un corto tiempo al no sentir o escuchar las notificaciones de estas aplicaciones que alertan de cualquier acción o actividad generalmente sin importancia. Muchos volvieron a levantar sus miradas para contemplar la creación de Dios y ser testigos de acciones presenciales y no digitales o virtuales. Simplemente fuimos más humanos por un momento.