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Opinión
Editorial: ¡Tenemos que reaccionar!
El país vive una ola de terror y violencia que se asemeja a las escenas más sangrientas de los carteles centroamericanos, donde los homicidios ‘juegan al pepo’. Todos los días hay noticias de muertes a manos de sicarios, que apagan la vida en muchas ocasiones de personas con pasados oscuros y turbulentos.
Según la policía, después de hacer el levantamiento de estos cadáveres, la primera hipótesis de los agentes es que están vinculados con asuntos de narcotráfico, más específicamente en la disputa de territorio para la distribución de estupefacientes.
Parece un cuento de nunca acabar: operativos policiales, detención de personas, incautación de drogas, seguidos por muertes violentas y finalmente, en algunas ocasiones, la liberación de implicados mediante el uso de medidas sustitutivas. Este ciclo de violencia se repite ante la atónita mirada del pueblo inocente, que ve cómo estos traficantes desfilan por el país sin miedo ni respeto a las autoridades.
Los ecuatorianos seguimos atrapados en un triángulo mortal: asesinatos, enfrentamientos entre bandas criminales y el envío de ‘merca’. La luz para salir de este problema que nos desangra parece estar muy lejana, porque no hay una política de Estado integral y efectiva que arranque de raíz este mal.
Ecuador ya no puede esperar más, tenemos una generación que crece intoxicada por las drogas y la violencia. ¡Tenemos que reaccionar!