Un desparpajo total. La crisis que atraviesa el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) es el reflejo de la incapacidad que, por años, han tenido las autoridades para enderezar el rumbo de esta entidad.

El Consejo Directivo, integrado por vocales del Gobierno y por los empleadores y empleados, no ha demostrado eficiencia ni voluntad alguna para desenmarañar y desarticular las redes de corrupción e impunidad que asfixian a esta institución. Resulta inaudito que tras las denuncias de la compra de medicamentos sin registro sanitario y con sobreprecio en varios hospitales, los ecuatorianos tengamos que escuchar al director del IESS anunciar que recién “comenzarán a investigar” problemas que son recurrentes y que son más que evidentes en las casas de salud. Al mismo tiempo que admitir las trabas de control que existen por la cantidad de servidores públicos que tienen.

Los afiliados no deben resignarse a tener funcionarios que ganan un sueldo que no devengan. La actual crisis del IESS no se solucionará exigiendo mayor contribución a sus asegurados, sino con un real cambio de sus autoridades. Las actuales también están robando, al permitir que corruptos se lleven los aportes de los ecuatorianos.