En busca de ser algo parecido a la Unión Europea, en donde grupos de países se manejan bajo los mismos parámetros de movilidad, las naciones de la Comunidad Andina (CAN) han decidido promover el Estatuto Migratorio Andino que favorece a más de 111 millones de personas que conforman este espacio regional en busca de nuevas oportunidades que cristalicen los sueños de los menos favorecidos en sus países.

Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia están dentro de este plan que permite la libre circulación, solo con cédula en mano, por motivos de turismo, trabajo o residencia hasta por 2 años. Con esta integración andina se busca el libre ejercicio de actividades profesionales, asimismo con los estudiantes universitarios que deseen cursar carreras. Pero el problema de querer parecernos a Europa con el mismo sistema de movilidad, es que nos falta el billete y el desarrollo que ellos tienen. Muchas veces los países latinoamericanos no pueden cubrir las necesidades de empleo y estudio de sus habitantes como para ofrecer cumplir los sueños de otros.

Es verdad que este tipo de acuerdos estrecharían las relaciones entre las naciones de la región, pero con una economía ‘abollada’ por culpa de la pandemia, no sería el momento adecuado para hacerlo. Los gobiernos deberían preocuparse por resolver los problemas de sus pueblos, el desempleo, la falta de recursos, la excesiva violencia...