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Opinión

Editorial: Un insulto a los ciudadanos

Es una afrenta para el pueblo. Gastar dinero público, tan escaso en estos tiempos, en festivales musicales, mientras existen otras tantas necesidades, no es racional. Puede atraer al turismo interno, pero sigue siendo un insulto para los habitantes de esta y otras ciudades que aún carecen de servicios básicos y seguridad.

Los ciudadanos tienen derecho a divertirse, por supuesto, pero no a costa del erario público y de las necesidades básicas. Suplir estas carencias debe ser la prioridad de cualquier gobernante que tenga un mínimo de respeto por sí mismo y por sus conciudadanos.

Despilfarrar el dinero público con tanta ligereza solo puede provenir de la mente de un político con un solo objetivo: obtener rédito electoral. Alzarse como el gobernante que trajo a un reconocido cantante, ya sea de menor o mayor fama, es lo único que les importa, porque eso genera publicidad, ya sea positiva o negativa, y proporciona un bienestar momentáneo. Es necesario volver a la realidad: casas sin agua potable, barrios sin calles asfaltadas, espacios públicos descuidados, inseguridad reinante.

Es momento de exigir a los gobernantes que piensen primero en los ciudadanos. Deben trazar una planificación seria y real que se convierta en política local para sus ciudades, y darles a sus comunidades un propósito. Ese es su deber.