De a poco se van calmando las cosas en nuestro diario vivir luego de más de un año y medio atípico producto de la pandemia que limitó muchas actividades en grupo y en especial donde existía presencia masiva como conciertos, salas de cine, compromisos sociales, clases, misas, entre otros.

Hoy le tocó el turno al fútbol ecuatoriano, que por medio de sus dirigentes han solicitado, desde algún tiempo, a las autoridades del COE que se le permita un aforo mínimo en los estadios para que los hinchas respalden a sus equipos, pero sus peticiones fueron rechazadas respectivamente debido a la permanencia y aumento de contagios de la COVID-19.

A pesar de estas negativas, funcionarios de la Federación Ecuatoriana de Fútbol no perdieron la esperanza y siguieron insistiendo en la reapertura de los escenarios. Esta semana fue aceptada su solicitud para un aforo del 30 % sujeto a revisión, pero para los partidos de eliminatorias al Mundial de Catar 2022 que se jugarán en el 2 y 5 de septiembre ante Paraguay y Chile, en ese orden. La pregunta sería: ¿Estamos preparados para volver a los estadios? Miremos a nuestro alrededor: transporte público ‘a reventar’, los patios de comidas en los centros comerciales saturados en toda su capacidad, malecones y espacios públicos tal cual como en época antes de la pandemia, siguen las fiestas clandestinas en algunas playas, clubes y domicilios.

Se podría decir que el problema en este caso sería la falta de supervisión de los aforos permitidos. Recordemos que el virus no se ha ido y que el peligro sigue latente, en especial si vuelve aparecer alguna nueva mutación. Es deber de todos colaborar para que el número de contagios disminuya.