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Opinión

Editorial: La corrupción ‘juega al pepo’

La credibilidad e imagen institucional de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) hace mucho dejó de rozar el piso. Probablemente ningún conductor en el país confíe en quienes la conforman. Es decir, ha tocado fondo.

Los niveles de corrupción de esta institución, que tiene como tarea velar por la seguridad de los conductores, no solo se dan en las carreteras, sino que, según el director ejecutivo, Carlos Balarezo, afirma que la deshonestidad está enraizada y se ha generalizado. Uno de los puntos más críticos es el de la emisión de licencias de conducir, que pueden conseguirse como se dice criollamente “por la izquierda” por “un buen billetito”. Y es que por la vulnerabilidad que existe en el sistema de seguridad es muy fácil para ciertos funcionarios hacer desaparecer los puntos perdidos en las licencias o agendar citas para renovar o sacar el documento y así ser merecedores de “una recompensa”.

Y no solamente es en la emisión de licencias que se han encontrado irregularidades, también en los centros de retención vehicular, en el parque automotor o en las carreteras por el cuestionado accionar de este cuerpo uniformado, por mencionar algunos.

Lo cierto es que si la nueva directiva logra mermar los niveles de corrupción que han existido desde siempre, como los tramitadores que han estado ‘pilas’ para ‘ayudar’, ahorraría a los ciudadanos más de un dolor de cabeza y un buen dinero.