En los duros tiempos que vivimos actualmente, golpeados por la pandemia y sus diferentes efectos, es urgente y necesario prestarle aunque sea un mínimo de atención a la salud mental. A lo largo de los casi dos años que ya llevamos de convivir con este virus, entre encierros y restricciones, no se ha dado la atención suficiente a un problema que la pandemia traería a largo plazo y que hoy en día ya es una realidad.

El suicidio de un ciudadano en el sector del Puerto Santa Ana activó las alarmas, las mismas que debieron de haberse dado ya hace mucho tiempo. Este hecho resultó muy mediático, pero hay muchos casos de suicidios que se dan en el anonimato, de personas que viven en un estado de constante depresión y guardan silencio para no sufrir de discriminación debido a la falta de empatía de la gente sobre estos temas.

Los encierros, el desempleo, la pérdida de algún familiar y los problemas económicos son solo algunos de los motivos que pueden llevar a una persona, independientemente de su edad, a tomar una fatal decisión. En el 2021 el ECU 911 reportó más de 10.000 emergencias por crisis emocionales. En Ecuador los suicidios aumentaron un 17 % entre enero y agosto de 2021. Los expertos aseguran que estos incrementos se dan debido a los efectos de esta dura pandemia que aún vivimos y sigue minando nuestras vidas.