La mendicidad infantil en nuestro país se ha agudizado desde hace algún tiempo con la ola migratoria de familias enteras, hermanos latinos que ven en Ecuador una salida a su pobreza, pero al llegar se topan con la realidad de que aquí no existe el ‘paraíso’ que les pintaron, es decir, casa no hay, peor empleo y no les queda de otra que vivir en las calles y de limosnas, sumándose así al grupo de compatriotas más vulnerables, producto de la desigualdad de oportunidades.

Ante tal situación, el presidente de la República, Guillermo Lasso, a través del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), ha destinado una suma considerable de dinero para combatirla. Sin embargo, la tarea no es sencilla cuando existen mafias que están detrás de esto dolorosa situación y que utilizan a los pequeños para su cruel ‘negocio’.

Los niños no deberían estar en las calles trabajando para recibir unas cuantas monedas, muchas veces mandados por sus padres o terceros, ya que existen leyes que los amparan. A ellos les corresponde estar en clases o disfrutando de esa etapa de su vida.

Esperemos que esta iniciativa erradique a los 311.000 niños que trabajan en el país, según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, o merme siquiera en algo esta mala práctica.

Existe gente sin escrúpulos que solo con el fin de buscar el billete fácil se aprovecha la inocencia de los más pequeños. Que la campaña Solidaridad sin mendicidad ayude a devolver a los niños al lugar seguro donde merecen estar.