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Opinión

Editorial: Garantías para los ‘polis’

Ecuador debe ser el mayor acumulador de balas sin percutir asignadas a la policía, capaz de llenar estadios de fútbol. Puede sonar exagerada la comparación con la situación actual que viven nuestros agentes, pero es una realidad conocida por todos que ante alguna emergencia, siniestro, robo o donde se esté incumpliendo la ley por más violenta que sea la cosa nuestros policías no aprietan el gatillo en legítima defensa.

En algunas ocasiones se mencionó que las balas eran cobradas a los agentes que hacían uso de las mismas, lo cual nunca pudo ser confirmado por alguna autoridad de la época. Se dice que otros policías no disparan por miedo a represalias de los infractores que amenazan de muerte al uniformado en caso de no haber fallecido y si la muerte le llegó al pillo en medio de una balacera es más que seguro que durante las audiencias, familiares y amigos del occiso iniciaran una guerra en venganza por el “santo finado”. Por último, el agente que se convierta en héroe al no permitir que se consuma algún hecho ilícito, muchas veces termina tras las rejas. Parece ‘de locos’, pero en muchos casos los policías deben enfrentar a la justicia ecuatoriana para demostrar su inocencia en casos donde tuvo que poner orden haciendo uso de su arma de dotación, pagando con su propio dinero la asesoría de un abogado privado para evitar la cárcel.

Esperemos que exista una reforma o cambio en la ley que defienda a los buenos uniformados y les otorgue todas las garantías para poder cumplir con su trabajo sin miedo a hacer un verdadero uso de la fuerza progresiva ante cualquier ‘patanzuelo’ que se crea la ‘mama de Tarzán’.