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Opinión

Editorial: Cosechan puro olvido

Siembran esperanza, pero recogen solo angustia. La espera desespera a los pequeños agricultores ecuatorianos que, ni por mucho madrugar, han logrado que las autoridades les brinden asistencia y políticas de financiamiento que les permitan cosechar bonanzas. El abandono del campo está a la vista de todos, a pesar de ser este un sector fundamental para la seguridad alimentaria del país.

Son los agricultores los que, a punta de esfuerzos propios, permiten que los productos del campo lleguen a la mesa de los ecuatorianos y, sin embargo, son los que menos ganan, a pesar de ser los primeros en la cadena productiva.

Se podría decir que el sector agrícola está sufriendo su propia pandemia de necesidades y de desatención de todos los niveles de gobierno: central, provincial y cantonal. Les falta de todo: semillas, insumos, riego, tecnificación, vías de acceso, tabla de precios, asistencia técnica, canales de drenaje de aguas lluvias. Y lo más importante, financiamiento.

¿Dónde están las políticas agrícolas de las que tanto se ha hablado? ¿Cuándo van a aplicarlas? ¿A qué créditos preferenciales se refieren si estos no llegan o solo los reciben unos pocos? De allí que vale esbozar el refrán popular de “¿Hasta cuándo, padre Almeida?”, para escenificar la dramática situación de quienes labran la tierra y siguen esperando que la situación mejore. A lo antes mencionado se suma la inclemencia del invierno y la imprevisión de obras, lo que provoca pérdidas millonarias. Urge volver la mirada al agro.