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Opinión
Editorial: Balas ‘perdidas’
Estamos llegando al colmo de la violencia en Ecuador. Que las balas halladas en las escenas de tres asesinatos en Guayaquil sean fabricadas por la empresa que suministra municiones a la Policía y las Fuerzas Armadas es el peor de los síntomas de este ‘cáncer’ que consume a nuestra sociedad: la violencia criminal.
¿Cómo llegan los proyectiles de esta fábrica, cuya base está en Quito, a manos de los sicarios? La Fiscalía ha iniciado una investigación que incluye a la misma empresa, ya que las balas son entregadas por lotes, por lo que deben contar con el respectivo registro de las instituciones o personas con las que se comercializa. Pero no solo hay que poner el ‘ojo’ sobre policías y militar, también hay que seguir los pasos de empresas de seguridad privada y clubes de tiro, también clientes.
La ciudadanía sigue observando con terror cómo los tentáculos de las organizaciones criminales llegan hasta sectores que trabajan para la fuerza pública, que se entiende actúa bajo la legalidad y para resguardar la paz y seguridad de la población.
Y qué pueden esperar los ecuatorianos cuando la inseguridad no solamente se la vive a diario en las calles con la presencia de gatilleros y demás criminales que atentan contra la vida, también en otras esferas, como esta empresa que trabaja estrechamente con el Ministerio de Defensa. ¿Protección para la gente? Difícil, al menos en esta época cuando las municiones que deben ser utilizadas por nuestros agentes para repeler a los criminales, más bien son captadas por los sicarios para extender su estado de terror.