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Opinión

Editorial: El deporte ecuatoriano y su realidad

Decir que el Estado ecuatoriano no brinda alguna clase de apoyo puede ser exagerado.

Lo que sería más cercano a la verdad es que el presupuesto que se asigna al Ministerio del Deporte no es suficiente para abarcar y satisfacer todas las necesidades del deporte nacional. Desde los últimos logros en el 2019 por Richard Carapaz en ciclismo y el triunfo de la marchista Glenda Morejón, quien ganó el mundial juvenil de 5 kilómetros con los zapatos en pésimo estado en el 2017, se destaparon muchas críticas sobre la falta de apoyo por parte del gobierno de esa época y de las anteriores administraciones.

La Secretaría del Deporte del gobierno de Lenín Moreno estableció un buen presupuesto para ser repartido en las diferentes federaciones ecuatorianas de deporte olímpico y paraolímpico. Los deportistas en formación que pertenecen a las diferentes federaciones deportivas se deberían haber beneficiado mucho de este presupuesto, pero lastimosamente es de conocimiento público que en algunas federaciones ese dinero cubre entre un 90 a 95% los gastos administrativos y el resto va para el fomento deportivo. Incluso se han usado a estas federaciones como plataformas políticas por parte de algunos seudodirigentes que terminaron siendo ineficientes con los recursos asignados.

El actual ministro del Deporte, Sebastián Palacios, indicó que desde ahora se les dará todo el apoyo y prioridad a los deportistas. Recordemos que en administraciones anteriores existieron ministros ‘come cheques’ y presidentes de federaciones que tenían instalaciones deportivas en estados precarios que daban discursos de revolución y justicia.