En la diáspora venezolana no solo han salido personas que huyen a causa de la crisis económica, la falta de medicamentos o los altos índices de violencia, sino también criminales que buscan nuevos rumbos para establecer sus negocios ilícitos.

Es así que, de la mano de los migrantes de bien, hay delincuentes que han recorrido por Sudamérica para montar ‘sucursales’ delictivas en Brasil, Colombia, Perú, Bolivia, Chile y Ecuador.

Inicialmente, estos individuos actuaban de forma aparentemente independiente, pero luego empezaron a identificarse como miembros de la organización criminal Tren de Aragua, cuya base se encuentra en la cárcel de Tocorón, en Venezuela, donde gozan de ciertos beneficios (ver infografía).

En Quito, la madrugada del 13 de octubre de 2022, fueron capturados ocho presuntos miembros de esa banda luego de que, por medio de extorsiones, lograran obtener cerca de un millón de dólares, informó la Policía.

Ese dinero -de acuerdo a las investigaciones- había sido depositado en diferentes cuentas bancarias, que fueron abiertas solo para estas transacciones, pues habrían sido cerradas tras los respectivos retiros.

Una persona experta en el entorno criminal de Venezuela y que por seguridad ha pedido la reserva de su identidad, explica que la organización delictiva Tren de Aragua nació como un sindicato para la obra de un ferrocarril que nunca vio la luz, pese a que fue una de las promesas del fallecido mandatario Hugo Chávez.

En la época, quien quería trabajar en la denominada megaobra, debía pagar. “No entraban por sus conocimientos o porque estuvieran calificados, sino porque compraban el cupo”, revela.

Con esto también coinciden investigaciones de diferentes portales internacionales especializados en delincuencia organizada, como Insight Crime, en el que además se detalla que parte de los primeros recursos que obtuvo esta banda llegaron del contrabando de oro hacia Brasil, pero al parecer esto no era suficiente para esta agrupación, cuyo líder es Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias Niño Guerrero.

De acuerdo a las indagaciones, esta megabanda -que hasta cuenta con grupos de Inteligencia- habría crecido con la venia de ciertos políticos y uno de ellos, incluso, es reconocido como su padrino. Se trata de Tareck El Aissami, quien fue gobernador de Aragua y luego ministro del Interior y Justicia.

“Él vio a este grupo expandirse por toda Venezuela... haciendo caso omiso a la situación (...)”, recalca la fuente.

En Ecuador

Karen Peláez, internacionalista venezolana radicada hace aproximadamente ocho años en nuestro país, recuerda que la mayoría de sus coterráneos migró por instinto de supervivencia, por vía terrestre.

“Fue fácil pasar de país en país. Son grandes grupos humanos en los que se pueden filtrar, entre gente de bien, personas que provienen de bandas delictivas. Es muy probable que eso pase...”, sostiene.

Y agrega que lo adecuado no sería generalizar la situación de sus compatriotas, pero sí trabajar en medidas que en las fronteras impidan el paso de personas con antecedentes penales, porque eso no solo afectará a los venezolanos, “sino también a los residentes de países vecinos”.

Peláez no descarta que por la vulnerabilidad en que se encuentran los migrantes, puedan terminar siendo reclutados por alguna organización criminal. “Pueden presentarse muchas situaciones, pero en definitiva eso depende del sistema de valores de cada ser humano”, argumenta la internacionalista, quien además laboró en la cadena Globovisión.

Se repite la historia

Por los altos niveles de violencia que enfrenta el Ecuador, tanto por delincuentes locales como extranjeros, existen venezolanos que han empezado a regresar a sus localidades de origen o a buscar otros destinos, porque nuestro país les recuerda la situación que tenían cuando abandonaron el suyo.

Por eso, para Peláez “es como un déjà vu (...). Darte cuenta de que en el país que escogiste, para empezar de nuevo, estás nuevamente viviendo un sistema de seguridad que te frustra y entristece, te hace sentir inestable”.

Fingen ser parte de bandas locales

Algunos ciudadanos venezolanos que se dedican a delinquir se toman el nombre de bandas ecuatorianas para intimidar y extorsionar, pero miembros de algunas de estas agrupaciones han realizado publicaciones -en diferentes redes sociales- para aclarar que en sus filas no habría chamos.

Incluso, de acuerdo a información a la que ha accedido EXTRA, existen casos en que han contactado a integrantes reales de las organizaciones de las que dicen ser parte, pero al notar que no les salió el engaño, bloquean al contacto o, como se dio un caso, terminan pidiendo perdón, pues sienten que ahora ellos son los que están en un peligro real.

Hay bandas locales que realizan campañas para localizar a estos individuos. Piden a la ciudadanía común que denuncie ante ellos. Todo esto, para buscar una solución al margen de la ley.

LOS EXPERTOS

Mauricio Gándara: ¿Qué podemos esperar de un gobierno tan impredecible?

Mauricio Gándara, exministro de Gobierno, indicó que conocer la política de seguridad de un país a través de una embajada es muy complicado. “Eso depende de cada nación y de la relación que tengan con Ecuador”.

Y esto se aplica también a la embajada venezolana. Para Gándara, el Gobierno de nuestro país muy difícilmente tendrá un acercamiento con sus autoridades para conocer algo más detallado sobre el grupo Tren de Aragua.

Mucho más porque no se sabe cómo están las relaciones diplomáticas entre el Estado ecuatoriano y el que dirige Nicolás Maduro. “¿Qué podemos esperar de un gobierno tan impredecible como lo es el de Maduro? No sabemos si ellos sabrán algo de esa mafia, los apoyará o no, es complicado conocerlo”.

Por ello, el exfuncionario cree que las autoridades ecuatorianas están sola ante el combate contra ese grupo delictivo. Por ello, Gándara considera que para conocer más de esa organización criminal y sobre su actuación en Ecuador es importante que se ponga en marcha un trabajo de análisis por parte del Ministerio del Interior.

Daniel Pontón: Crimen organizado dedicado a la delincuencia común

Para Daniel Pontón, docente de Seguridad y Defensa, el crimen organizado trabaja con la lógica de crear, de forma clandestina, en otros países. Por eso cree que -al consultarle sobre el Tren de Aragua- incluso han tardado en hacerse notar.

“Suelen tardar en acoplarse a una nueva realidad y generar un ambiente de penetración organizada. Para eso se necesita protección social (miembros consolidados), no es inmediato”, explica.

Por eso -precisa- es probable que este grupo, a estas alturas, ya tenga un desarrollo más sofisticado, que por ahora no se dedicaría a competir con las bandas locales en delitos del crimen organizado.

Pontón argumenta que trabajan con la estructura de un grupo transnacional, con sus características, pero que por ahora se mantiene en el ‘nicho’ de la delincuencia común: robos, extorsiones... “No creería que actualmente hacen algo mayor”, recalca.

El experto no descarta que la llegada de algunos de estos criminales fuera una estrategia del gobierno de Nicolás Maduro, con la estrategia de abrir la puerta de los criminales para que salgan libremente de Venezuela, “ya que era un país extremadamente peligroso por el tema delincuencial”.