Las balas ‘zumbaron’ en la antigua Penitenciaría del Litoral y esta vez no fue por un enfrentamiento entre dos o más organizaciones criminales, como ocurrió hasta la noche anterior, la del miércoles 2 de noviembre de 2022, sino entre uno de estos grupos y comandos especiales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

El Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI), ente cargo del control y seguridad de las cárceles del Ecuador, informó en la operación participaron 2.600 uniformados: 1.300 agentes y 1.300 militares.

Esto fue ratificado por el comandante zonal de la Policía, general Víctor Hugo Zárate, quien explicó que el cruce de fuego empezó luego de que los reos del pabellón 2 -que está bajo del dominio de la banda Chone Killers- se opusiera a un registro del área.

Según el oficial, luego de verbalizar, incluso por medio de un dron, los presos habrían reaccionado con violencia: tumbando a tiros el dispositivo aéreo y disparando en contra de las fuerzas del orden.

Fue así que, aplicando “el uso progresivo de la fuerza”, los comandos respondieron también con fuego y se produjo un enfrentamiento que duró aproximadamente ocho horas, pues según testigos empezó a eso de las 05:00 y culminó a las 13:12 del jueves 3 de noviembre. A esa hora, el SNAI informó que el pabellón 2 estaba controlado.

Hasta el cierre de esta edición, el ente estatal no detalló si hubo presos heridos o fallecidos durante esta intervención. No obstante, aclaró en un comunicado que hubo dos muertos por un enfrentamiento entre bandas acontecido la noche anterior.

Traslados

En los exteriores de la ‘Peni’, junto al cerco perimetral cercano a la cárcel de mujeres, algunos buses de una compañía de transportes interprovinciales, con base en Santo Domingo de los Tsáchilas, aguardaban para el traslado de reos hacia otras cárceles del Ecuador.

Esta situación es la que habría generado malestar en los presos, quienes se opondrían a ser movidos hacia otros reclusorios. Eso es lo que decían sus familiares, quienes se encontraban desesperados en las afueras de la antigua Penitenciaría.

Los parientes lloraban y clamaban para ser escuchados y que los uniformados dejen de disparar, aunque el tiroteo fuera de lado y lado.

Desde el interior, supuestamente escondidos, algunos presos enviaban audios a sus familiares, para pedirles que los hicieran escuchar a medios de comunicación y que los difundieran a través de redes sociales, para que se conociera el ‘infierno’ que estaban viviendo.

Eso llevó a que las madres de algunos reos hicieran todo lo posible para llegar hasta la ‘Peni’, cuyos accesos viales estaban bloqueados. Las progenitoras, entre sollozos, decían que querían estar cerca de sus hijos, porque no sabían si saldrían con vida.

“¡Los están matando...!”, gritaban, mientras trataban de cubrirse del gas que, a causa de una correntada de viento, llegaba hasta el sitio donde protestaban. Otras mamás, en cambio, se concentraron en un parterre central, diagonal a la puerta principal de la cárcel, para pedir de rodillas a Dios por la vida de sus seres queridos. “Protégelos, Señor”, era el pedido.