La muerte del niño de 10  años ocurrida por un juego con su hermano de 13 conmociona a ciudadanos y a servidores policiales. La desgracia ocurrió la noche del martes 27 de diciembre de 2022, en el patio de ingreso de la Policía Judicial de Guaranda, provincia de Bolívar.

El teniente Daniel Gallardo, jefe de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro de la Policía Nacional (Dinased), informó que no hubo intención en el homicidio.

El uniformado mencionó que el padre de la víctima, quien es policía, llevó a los menores a un programa que tenía con sus compañeros por fin de año aquella noche.

El servidor policial dejó sus implementos de trabajo, incluida el arma de fuego dentro de su vehículo, y de ahí los menores la sacaron para jugar, sostuvo el agente.

El niño de 10 años se colocó el chaleco y el de 13 manipuló el arma de dotación, imaginando que estaba descargada, pero al tocarla detonó.

“MURIÓ POR LA FRAGILIDAD”

El teniente Gallardo explicó que el proyectil entró por la parte baja de la axila del brazo derecho y salió por el costado izquierdo de la cadera, incluso rozó con el chaleco antibalas.

“Si hubiese impactado a un adulto, quizá solo lo hubiese herido, porque no compromete a órganos sensibles. Pero la muerte fue inmediata en el menor, porque sus huesos son frágiles”, expresó el jefe de la Dinased en Bolívar.

Después que ocurrió la muerte accidental, el menor de 13 años quedó aislado durante toda la noche, pero la tarde del miércoles 28 de diciembre de 2022, la Fiscalía pidió medidas socioeducativas que fueron acogidas por las autoridades de justicia de Guaranda.

Es decir, durante seis meses el menor de edad estará bajo un régimen de tratamiento psicológico, al igual que la familia, ya que el homicidio no fue con malicia, fue un accidente mientras jugaban, manifestó el teniente.

“NO HAY QUE PERDERLO DE VISTA”

Para la psicóloga clínica Ivonne Vargas, estos casos afectan a toda la familia. “Cuando se dejan llevar por los juegos, descuido o arrebatos y se hiere o mata a una persona, llega el arrepentimiento, pero acompañado con mucha culpa. En los menores puede existir mayor sensibilidad, si no se le da toda la atención, amor y cuidado pueden llegar hasta el suicidio como para limpiar la culpa. El proceso es muy complejo y no hay que perderlos de vista, hay que cuidarlos y hacerles entender que los accidentes ocurren, aunque sean muy dolorosos”.

Para la psicóloga Pilar Pastor, la culpa viene acompañada de angustia, irritabilidad y tristeza y no se puede superar el dolor y es frecuente que ensombrezca a toda la familia. Recomienda que la familia también busque ayuda en lo espiritual para que el dolor no se enquiste.

Para el policía en servicio pasivo Carlos Gamboa, el arma de fuego es una responsabilidad muy grande. “Los accidentes pueden ocurrir en el momento menos esperado y con nuestros seres más queridos”, dijo. (YIE)