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Farándula
Amparo Guillén: “Vivo sola y tengo terror que me dé un infarto”
La actriz está desempleada y por eso no ha pagado la renta. Tiene varios días sin tomar la medicina para la diabetes que padece...
De nada le han servido sus 48 años de trayectoria artística. Eso cree Amparo Guillén. Y esa rabia que siente también le duele. La artista, quien caracterizó a la inolvidable Lupita, de Mis adorables entenados, está sin trabajo, enferma y a punto de ser echada de la vivienda, debido a que no ha podido pagar la renta.
Su vida se vino en ‘picada’ hace dos años con la llegada de la pandemia de la COVID-19.
La falta de ingresos no le permite seguir un tratamiento para la diabetes, enfermedad que padece hace 20 años.
Entre lágrimas confiesa a EXTRA que esta situación la está afrontando sola, sin un familiar a quien acudir. “Todo lo que estoy pasando me está volviendo loca”.
Sin ingresos
La falta de trabajo ha agudizado sus problemas y necesidades. “No puedo más. Me están botando de la casa donde vivo porque no he pagado el arriendo desde hace dos meses. Soy diabética, no tengo para las medicinas”, lamenta la actriz de 68 años.
Lejos de la fama y los sets de televisión, Amparo habita en un pequeño departamento ubicado en Colinas de la Alborada, norte de Guayaquil. Su única compañía es un perrito que encontró abandonado en la calle.
Para evitar al dueño de casa y el constante cobro de la renta, suele ir a un centro comercial cercano y quedarse sentada en una banca hasta que cierren.
Un paréntesis
Sus ahorros se fueron gastando, pero en octubre de 2021 tuvo un ‘alivio’ cuando volvió a reunirse con el elenco de Mis adorables entenados (Andrés y Héctor Garzón, Oswaldo Segura y Sandra Pareja), para grabar ocho capítulos de la serie que luego fue transmitida en YouTube.
“Eso me dio un respiro porque me sirvió para subsistir hasta hace un par de meses. Ellos son mis amigos y se preocupan por mí, pero también están viendo la forma de poder reactivarse”, expresa.
La enfermedad
Debido a la diabetes tipo 2, los niveles de glucosa en la sangre de Amparo son demasiado elevados. “No hay dinero que alcance. La diabetes últimamente se ha agudizado. Gracias a Dios cuento con la ayuda del doctor Gustavo Galio, quien me atiende y no me cobra”.
Pero eso no es todo. También ha empezado a sufrir una neuropatía, por lo que no siente casi ninguna área de los pies y de los dedos de las manos. Y para colmo de males, tiene colon irritable.
“El medicamento que debo tomar es Trayenta dúo 2.5 / 850, pero no lo he hecho últimamente y el azúcar la tengo elevadísima. Esta enfermedad es catastrófica y lo va a uno comiendo por dentro”.
Amparo necesita tener una dieta especial, la cual tampoco ha podido realizar. “No se puede cumplir con el régimen de comida. Como lo que me llega, eso ha hecho que mi salud se haya deteriorado tanto. La diabetes hace que además se afecten otros órganos del cuerpo”.
De remate, su glucómetro está dañado. El dinero no le alcanza para reparar la máquina, menos para comprar una nueva.
Solamente viejos
Considera que la experiencia adquirida con los años en lugar de sumar puntos a su favor, lo que hace es jugar en su contra, ya que ahora la consideran vieja.
“Aquí no valoran la trayectoria, sino el físico y la cara. Los viejos actores somos solo eso, viejos. En mis 48 años como actriz he sido condecorada por dos presidentes, por la Asamblea Nacional, por un alcalde y un gobernador, pero de nada me ha servido”, menciona resignada.
Reconoce que tuvo que llenarse de fortaleza para dar a conocer a EXTRA su situación, pero sabe que hay otros artistas de su generación que están en igual necesidad, pero prefieren callar.
“Los actores no tenemos apoyo de nadie. Ningún gobierno nos ha apoyado”.
Lamenta que su gremio siga desprotegido y que no cuente con un seguro o un bono para los tiempos difíciles.
“Cuando nos contratan es por una temporada de 3 a 9 meses y emitimos facturas. No somos afiliados. No tenemos ni siquiera ese privilegio de ir a un hospital del IESS si nos enfermamos”, se queja.
El sector artístico es uno de los más afectados por la pandemia y las posibilidades de trabajo son muy pocas. Es consciente de que en la televisión las producciones nacionales ya no tienen cabida.
Con todas las ganas
Comenta que pese a su padecimiento ella ha trabajado sin inconveniente alguno. Teme que la gente piense que por la diabetes no puedo laborar, “las ganas y las energías las tengo, solamente necesito una oportunidad”.
Amparo necesita enderezar su vida, pagar deudas, alimentarse adecuadamente, volver a sentirse viva. Quiere ver una luz de esperanza, aunque le entristece pensar que las puertas estén cerradas definitivamente para ella. “Yo vivo sola, tengo terror que me dé un infarto”, finaliza.