Liverpool cerró la Premier League con una victoria 2-0 ante Wolverhampton, marcada por la expulsión de Nelson Semedo en la primera parte, y por las celebraciones, los homenajes y los aplausos que se llevó Jurgen Klopp en su último partido como entrenador del conjunto ‘red’.

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Wolverhampton fue el testigo de un juego en el que no se jugaban nada importante, salvo el adiós de Klopp, un técnico que marcará una época en Liverpool.

En total, el alemán ha sumado 3.145 días al frente de un club que, gracias a su trabajo, entre las temporadas 2015-16 y 2023-24, ganó una Premier League, dos Copas de la Liga, una Copa de Inglaterra, una Community Shield y, sobre todo, una Liga de Campeones, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes.

Sumó ocho trofeos que la afición de Anfield no quiso que pasaran al olvido. Necesitaban mostrar su cariño a Klopp y, para empezar, recibieron al autobús del equipo en la calle como si Liverpool se jugara el pase a la final de la Liga de Campeones.

Un pasillo humano con miles de personas rodeó a los últimos elegidos para defender la camiseta de los reds en el día de la despedida de un gran entrenador.

Antes del pitido inicial, el ‘You’ll never walk alone’ sonó más fuerte que nunca con un añadido: la grada lució un tifo con el nombre de su entrenador acompañado de un corazón. Y Klopp, en el banquillo, visiblemente emocionado, ya saboreaba el que iba a ser su último partido al frente de Liverpool.

Futbolísticamente, no había nada en juego. Los reds iban a ser terceros sí o sí. Solo pudieron con ellos Manchester City y Arsenal. Sin embargo, Klopp esperaba un último esfuerzo de sus jugadores para acabar bien su exitoso ciclo.

Se lo puso fácil Wolverhampton, con una expulsión a la media hora de Semedo por una entrada fuerte sobre Mac Allister. En ese momento, se acabó el partido, porque si Liverpool ya lo tenía dominado, pasó a abusar de su rival.

Con un hombre menos, en apenas quince minutos, los reds noquearon al rival con los tantos de Mac Allister y de Quansah. El primero abrió el marcador con un cabezazo; el segundo, con un certero derechazo ajustado que bastó para cerrar el partido.

Entonces, Liverpool administró con calma los segundos 45 minutos. Bajó sus revoluciones y el público que acudió a Anfield celebró hasta el final el adiós de un hombre que eclipsó todo lo que ocurrió sobre el campo: Jurgen Klopp, sin duda, fue la estrella del Liverpool-Wolverhampton.

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