Exclusivo
Deportes

Carlos Ante y una oración ante del entrenamiento.Gerardo Mejía

Un 'gol' contra los vicios y la violencia en el Cristo del Consuelo, Guayaquil

La escuela en el suburbio de Guayaquil Glorias del Sur, es más que hacer deportes, la meta es sacar a los chicos de la calle

En el corazón de Cristo del Consuelo, en la intersección de la Sexta y el callejón Octavo, se encuentra el complejo deportivo Ángel María Canales, conocido como la Virgen del Soto. Esta es una de las zonas más conflictivas de Guayaquil. Sin embargo, allí, de martes a viernes, dos entrenadores, Carlos Ante y Giovanni Sarmiento, llevan a cabo una labor que trasciende el deporte: salvar vidas.

Bajo el techo del tradicional complejo, asegurado con candado, unos 60 niños entrenan de lunes a viernes de 15:30 a 18:00. “Es la mejor manera de entrenar con tranquilidad”, dice Ante, quien está cerca de graduarse como entrenador profesional en el tecnológico de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).

La escuela de futbol Glorias del Sur - Católica en pleno entrenamiento.Gerardo Menoscal

El martes, mientras se realizaba esta cobertura, el sonido de varios disparos a dos cuadras interrumpió la rutina. Los policías perseguían a un joven. “Es algo que ya se ha vuelto normal”, comenta un vecino. Pese a este contexto, la escuela de fútbol Glorias del Sur —ahora vinculada al club Universidad Católica— persiste. Este vínculo ha permitido que varios chicos de la zona viajen a Quito a entrenar en categorías formativas.

¿Por qué entrenar aquí?

Carlos Ante explica que siempre sintió un llamado por el fútbol y vio en este sector vulnerable una oportunidad: “Trabajamos aquí por los chicos que no tienen la oportunidad de ir a una escuela de fútbol más lejos. Tal vez, de no estar aquí, algunos tomarían decisiones equivocadas en la calle”.

Carlos Ante el entrenador que hace orar y después del entrenamiento.Gerardo Menoscal

La labor no es solo deportiva. Antes de cada entrenamiento, los niños oran, pidiendo protección y fortaleza. “Diosito nos cuida”, dice Matías, un pequeño de 6 años, con el entusiasmo de quien ya sueña con ser profesional.

Los entrenamientos están dirigidos a niños de entre 5 y 12 años. Los entrenadores, conscientes del entorno, buscan darles valores y una alternativa al camino peligroso que muchos enfrentan en el barrio. “Salvarlos de la calle siempre. Los padres nos piden que no bajemos los brazos. Aquí los chicos tienen una oportunidad”, agrega Ante.

Salir del sector

La dedicación de los entrenadores ya ha dado frutos. Jóvenes como Darian Banguera y Miguel Alaña han llegado a las formativas de la U. Católica, mientras que Gino Nazareno ahora juega en Búhos. Todos salieron de este sector antes de cumplir los 14 años.

Además del fútbol, los entrenadores inculcan disciplina y valores, convencidos de que estas enseñanzas les servirán para toda la vida. “Siempre comenzamos y terminamos orando. Esos son valores que los acompañarán siempre”, asegura Sarmiento.

Una escuela de la vida

El financiamiento es limitado. Algunos padres contribuyen con pequeñas sumas y personas solidarias ofrecen apoyo. Pero ningún niño queda fuera por falta de dinero.

Los entrenamientos son de martes a viernes desde las 15:30.GERARDO MENOSCAL

El complejo sigue asegurado con candado mientras los niños entrenan. Afuera, el sonido de las sirenas se mezcla con el bullicio del barrio. Al despedirnos, un joven de 17 años lanza una advertencia: “No graben nada, nada de sapadas”. La tensión es constante, pero adentro, los técnicos siguen trabajando con la esperanza de cambiar vidas.

Esta escuela de fútbol no solo forma jugadores; es, en esencia, una escuela de la vida.

Para más noticias de este tipo, ¡SUSCRÍBETE A EXTRA!