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Las experiencias de los ecuatorianos que levantaron la Copa Libertadores

Para Pepe Pancho Cevallos y Pato Urrutia fue un sueño hecho realidad. El exarquero pidió permiso para llevarla desde Quito a Guayaquil. “Fue una locura”, recuerda. Un hincha también la ‘vaciló’.

Luis Lirio en el 2008 junto a la Copa Libertadores y José Cevallos.
Luis Lirio en el 2008 junto a la Copa Libertadores y José Cevallos.Cortesía

Le faltan dos centímetros para que mida un metro. Pesa 10,25 kilos y es la más deseada del continente. Tiene marcada los nombres de los equipos que la han conquistado. Es la ansiada Copa Libertadores.

Es el sueño a cumplir de los futbolistas que juegan en los clubes de Sudamérica.

Este trofeo, que pesa 10.25 kilos y mide 98 centímetros (63 son de plata 925 y 35 de madera de cedro), cuenta en su base con suficiente espacio para ser llenada con placas de equipos ganadores hasta la edición de 2031.

De Ecuador, el primero en tenerla en sus manos fue el gran Alberto Spencer, con Peñarol de Uruguay, hasta que en 2008, Liga de Quito hizo posible el sueño para un equipo de nuestro país.

Tener en las manos es un lujo de poco. En 2008, aparte de los jugadores albos, hubo hinchas que la sostuvieron cuando José Cevallos la trajo a Guayaquil.

EXTRA conversó con el exgolero, también con el exvolante Patricio Urrutia y el hincha Luis Lirio, que tenía 11 años cuando conoció el trofeo.

La Copa, que fue modificada en 2021 y que dejó de ser de acero para volver a su tradicional forma de plata, estará pronto en Guayaquil para la final entre Flamengo y Atlético Paranaénse.

“Ahora veo la grandeza que tuve frente a mí”

Luis Alfredo Lirio Sánchez era un jugador de la escuela de fútbol La Canchita en 2008, tenía 11 años y fue uno de los privilegiados de estar cerca del trofeo más codiciado de América.

Catorce años después, Lirio se alejó del fútbol por una lesión y al ver las fotos, le entra la alegría de que estuvo ante un trofeo que muchos lo quieren conocer.

“Estaba con mi hermano Jairo y cuando vemos las fotos recordamos que nuestro sueño era ser jugadores y poder ganarla algún día, teníamos la gloria deportiva tan cerca”, expresa Lirio, quien entrenaba en uno de los primeros campos de materail sintético de Guayaquil, en el sector de la Kennedy Nueva.

Cuando le dijeron que aquella tarde de julio de 2008 iba a tener la Copa tan cerca no lo podía creer.

“Tenía 11 años, veía la Copa y pensaba que era un sueño, ahora veo la grandeza que tuvimos ese día frente a nosotros”, expresa Lirio.

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“Era una cita sublime”

En el estadio Maracaná de Río de Janeiro, el arquero José Francisco Cevallos se vistió de héroe y tuvo el trofeo de la Libertadores en sus manos. Catorce años después, el legendario trofeo regresará a Guayaquil, y las Manos del Ecuador habla de aquella experiencia: “Fue algo increíble, toda mi carrera había soñado tenerla, pero después del último penal que tapé era el momento de levantarla. Lo primero que hice fue besarla, era una cita sublime”, expresa Cevallos.

Con el pasar de los años, Pepe Pancho consiguió una réplica en Argentina, la cual la tiene en su casa.

“Es el trofeo más deseado por los jugadores. De que pesa, pesa, son más de 20 libras, pero cuando la tienes en las manos es como si alcanzaras la gloria”, comenta Cevallos.

Dice que en julio de 2008, cuando llegó a Quito con el trofeo, pidió a la dirigencia alba que se lo presten para traerlo a Guayaquil y fue una locura: “Teníamos una escuela de fútbol y la traíamos como motivación para los pequeños, fue algo espectacular, algo que nunca los pequeños los soñaron”.

“Ha sido el mejor recuerdo que he tenido”

Patricio Urrutia tiene todo el recuerdo desde que vivía en Ventanas, Los Ríos, y veía por televisión cómo los campeones alzaban la Copa Libertadores, pero en 2008, el volante de Liga de Quito la tuvo en sus manos.

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“Lo primero que hice fue besarla, era como una foto que tenía repetida en mi mente. Debía hacerlo. Y cuando lo hice me dije: ‘sueño cumplido’. Luego la levanté y la hinchada gritaba, caían los papelitos desde el cielo”, es el recuerdo sublime de Urrutia de aquel 2 de julio de 2008.

Catorce años después le confiesa a EXTRA que ese fue su sueño de niño. “Ha sido el mejor recuerdo que he tenido en mi carrera”.

El Pato guarda cientos de fotografías del trofeo, pero luego consiguió una réplica para tenerlo entre sus recuerdos para toda la vida.

Comenta que cada vez que ve la Libertadores, su mente se llena de lindos recuerdos. Dice que una cosa es verla y otra tenerla en sus manos.

Ahora entiende todo el resguardo y operativo que le dedican los organizadores del evento futbolístico a la Libertadores. Tuvo en sus manos a una pieza de alto valor.