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La columna de la ex... ¡Mi examor era ladroncito!
Las cosas que la gente se entera después que se pelean los "tortolitos".
Me permiten reírme, “ja, ja, ja”, puede que sea irónico, o quizás él dirá que estoy picada, pero me causa risa verlo ahora con ropa y zapatos D&G Balenciaga y Gucci, claro que muchos no son originales, pero él es lamparoso.
¿Y por qué me río? Porque cuando éramos enamorados y ‘marinovios’, durante cinco años, era todo lo contrario a lo que es en la actualidad.
La verdad es que los dos venimos de un sector muy humilde de Guayaquil, pero cuando él llegó a un equipo del Astillero y era de los nuevos que había salido del club su sueldo no fue tan bueno, ¿saben lo que hizo este bandido? Descubrió que podía vender camisetas de entrenamiento, de la concentración y hasta una que otra del equipo principal. Comenzó con dos prendas y al final puso un pequeño negocio con esta clase de ropa.
Así inició la venta de objetos deportivos que, la verdad, eran “falsetas”. Fueron tres largos años de llevar cada semana una prenda y venderla a sus amigos. Eso se le hizo una costumbre.
Hasta cuando vivía conmigo vendía camisetas y pantalonetas, pero se le pasó la mano cuando a la ropa falsa le hizo poner el escudo. Todo dio un giro cuando le subieron el sueldo y llegó a ser titular.
El muy payaso cambió en todo, hasta de esposa, pasé a ser la ex...
Lo veo y me da pena, no puedo explicar este sentimiento, pero también me da risa recordar a aquel chico humilde que le veía la cara a sus compañeros con accesorios deportivos ‘chimbos’ para comprarse en ese tiempo los zapatos imitación. Ahora viste con las mejores marcas y dejó su barrio para que nadie le recuerde lo que hacía.
Así es la vida de los que se olvidaron de dónde salieron.