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Ella sabe muchos secretos.Extra

La columna de la ex: ¡Lloraba por ser capitán!

Las cosas que uno se entera con las chicas de los jugadores.

Tenía la cara de bravo, parecía que ni las balas le entraban; en la cancha le gustaba dar buenas patadas y hasta las malas palabras estaban en su boca a la hora de defender. Pero el crack en realidad era un chico débil, lloraba de la nada, y en casita contaba todas las penas que le pasaban en el equipo del Astillero.

En realidad era buen jugador, de esos cracks como dicen, pero pocos sabían que una de sus frustraciones fue que nunca llegó a ser capitán del equipo.

Ese había sido el sueño de su vida. Le gustaba llegar primero a los entrenamientos, no fumaba, no tomaba ni decía malas palabras, era amiguero, pero su gran anhelo nunca se cumplió.

Eso de que no le den la cinta del mandamás del equipo siempre fue un problema que compartía en casa. No exageramos, pero hasta lloraba por ser el número 1 del plantel.

En una ocasión hasta se hizo una autocampaña entre sus amigos para que le den la tan pretendida cinta de capitán. Y voy a ser infidente: en el cumpleaños de su entrenador, un argentino de rubia cabellera, le llevó un regalo para ver si ‘compraba’ la cinta. ¿Saben qué? Fue el único jugador que se acordó de ese ‘cumple’.

Sus ganas de cumplir su meta de capitán lo llevaron a una tremenda depresión y cuando eligieron a un arquero de capitán para él fue como algo insultante, se bajoneó más.

La verdad que ese tema un día fue problema de discusión en el hogar, porque por su ‘enfermedad’ se desquitaba conmigo. Aquel día le dije: ‘te sacas eso de ser capitán de la cabeza o te quedas sin mujer’. Fue lo mejor que hice. Ahora ya retirado del fútbol se ríe de esa situación, pero cada vez que lo llevan a jugar los exfutbolistas, se pone la banda de capitán que compró.