El estado en el que una persona se encuentra en los últimos momentos antes de la muerte, es un tema que llama la atención a científicos, médicos y filósofos. En esta nota, te diremos qué ocurre en el cerebro humano mientras una persona está agonizando, basándonos en investigaciones recientes.

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Durante la agonía, se observan cambios significativos en la actividad cerebral. Investigaciones con electroencefalografía (EEG) muestran que en los momentos previos a la muerte, el cerebro puede experimentar una explosión de actividad. Un estudio realizado en 2013 por Borjigin et al., publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, reveló que en ratas, los últimos segundos antes de la muerte muestran un aumento en las ondas gamma, asociadas con la percepción consciente y la actividad cerebral intensa. 

A medida que el cuerpo se acerca a la muerte, hay una desconexión progresiva entre las áreas del cerebro. Estudios por Lutz Jäncke y colegas, publicados en Frontiers in Human Neuroscience en 2021, indican que la comunicación entre diferentes regiones del cerebro disminuye notablemente. Esta desconexión puede explicar la pérdida de conciencia y la disminución de la percepción del dolor en las etapas finales de la vida.

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Muchas personas que han experimentado situaciones cercanas a la muerte reportan sensaciones de paz, visiones de túneles con luces brillantes, o encuentros con seres queridos fallecidos. Según un estudio de 2018 de Martial et al., publicado en Frontiers in Psychology, estas experiencias pueden estar vinculadas a la actividad cerebral anormal en las áreas responsables de la percepción y la conciencia. La actividad en la corteza visual y en regiones involucradas en la memoria y la emoción podría explicar estas vivencias subjetivas intensas y vívidas.

Comprender qué sucede en el cerebro durante la agonía tiene profundas implicaciones para el cuidado al final de la vida. Los hallazgos científicos apoyan la importancia de proporcionar un entorno tranquilo y libre de dolor para las personas en sus últimos momentos. La presencia de seres queridos, el manejo adecuado del dolor y la creación de una atmósfera calmante pueden ayudar a facilitar una transición más pacífica, al respetar y apoyar los procesos neurológicos naturales que ocurren en esta etapa crucial.

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