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Buena Vida

La campana fue colocada en la torre derecha de la iglesia de Santo Domingo.Jaime Marín

Campana ronca anuncia el amanecer

Objeto elaborado hace 110 años, que pesa casi tres toneladas, tiene una singular forma de sonar por un rotura que presenta de hace medio siglo. 

En el centro histórico de la ciudad de Cuenca, Patrimonio de la Humanidad desde 1999, uno de los aspectos que atrae a los turistas son los estilos de los templos religiosos.

De entre las iglesias, una de las más representativas de la ciudad es la de Santo Domingo. A más de su fachada, el altar mayor donde se encuentran las efigies de Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino y San Alberto Magno, junto a la Morenica del Rosario, en este templo llama la atención el sonido de su antigua campana que está cuarteada y por ello sus vibraciones tienen otro tono. La han denominado La Ronca y es otro atractivo histórico de la capital azuaya.

La Ronca es una campana de 110 años de existencia, fue hecha en cobre, plata y bronce, mide dos metros de altura, tiene un diámetro de 2,50 y es considerada la más grande de la región.

El historiador Juan Cordero Íñiguez refiere que entre 1905 y 1910, cuando se concluía la construcción de la iglesia, Benigno Jara, habitante de Léntag, a 61 kilómetros del centro de Cuenca, había propuesto colocar una campana cuyos repiques se escuchen fuera de los límites de Cuenca y convoque a más feligreses.

El cronista de Cuenca, Eliécer Cárdenas, agrega que esa propuesta fue aceptada y con contribuciones económicas la elaboraron.

En la iglesia conservan algunas imágenes antiguas.Jaime Marín

Cuando estuvo lista, elevarla a 40 metros de alto que tiene la cúpula demandó de 20 días de arduo trabajo. Participaron cientos de feligreses.

En la plazoleta colocaron postes de madera con cabos de yute y poleas. Ayudados con yuntas y en grupos de veinte personas tiraban los cabos y estimulaban a las bestias para que cada jalón sea al mismo tiempo, mientras otros amarraban los cabos en los postes. En cada tirada apenas lograban elevar la campana unos 50 centímetros.

Finalmente lograron colocar la estructura en donde hasta hoy se mantiene y a las 05:00 de cada amanecer se escucha su singular repique por el daño presentado desde hace más de medio siglo.

Hace medio siglo suena diferente

El seglar Hernán Pacurucu muestra los gruesos cabos que sujetan el objeto.Jaime Marín

Según reseña el extinto escritor Octavio Sarmiento Abad, en el tomo primero de su obra Cuenca y Yo, los primeros repiques de esta campana no fueron para llamar a misa, sino para convocar a jóvenes en defensa del territorio patrio ante la amenaza de los vecinos del Perú. Esto fue en 1910.

En 1960, a 50 años de haberse instalada en lo alto de la torre, la campana sufrió una frisadura, posiblemente por falta del metal plata, sostiene Hernán Pacurucu, seglar de la comunidad dominicana.

Esa fisura ha hecho que el replique de la campana no sea claro. El daño no ha podido repararse por falta de dinero, aclaró Pacurucu, pero se busca la forma de financiar su restauración. (JM)