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Sargento teme por su vida luego de que los sujetos que le dispararon están libres
El delito por el que fueron procesados cambió de tentativa de asesinato a lesiones. Esto preocupa al gendarme, quien cree que pueden tomar represalias
Escucha una moto pasar cerca de su casa y corre desesperado a la ventana de la sala para ver de quién se trata. Teme que sea algún delincuente que quiera atentar contra su vida o la de su familia.
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El sargento de policía Alejandro Satán fue atacado a bala por tres sujetos, la noche del 12 de mayo, afuera del negocio de su esposa, en San Luis de Chillogallo, en el sur de Quito. El proyectil continúa alojado en su hombro izquierdo.
Dos de los sospechosos fueron retenidos por los vecinos del sector y los lincharon. En un inicio, las autoridades los procesaron por tentativa de asesinato; sin embargo, esa figura legal cambió, tras una audiencia de reformulación de cargos, al delito de lesiones.
Indignados con la justicia
Según el expediente del caso, hubo dos factores para que el tipo penal cambiara.
El primero fue la valoración del médico legista, quien afirmó que la herida causada al sargento no comprometió su vida. “La lesión causada no habría provocado la muerte”, señaló el galeno.
Esto enfurece a Satán, quien tiene vendado el brazo izquierdo y usa cabestrillo para sujetarlo. “La bala me dañó la clavícula y el omóplato”.
La segunda razón del cambio del delito fue que no se halló el arma con la que dispararon al sargento. En el lugar de los hechos se encontraron 16 balas de revólver.
Con estos argumentos, el juez del caso cambió la prisión preventiva que tenían los sospechoso por la presentación periódica ante un juez y la prohibición de salida del país.
Son intimidados y tienen miedo
El sargento y su familia temen que los procesados atenten contra su integridad.
Cuando culminó la audiencia de reformulación de cargos, afirma Satán, los familiares de los sospechosos lo insultaron y amenazaron. Además, el día de la reconstrucción de los hechos, los implicados le hicieron una señal con las manos de que le van disparar.
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Por si fuera poco, a la madre del agente la llamaron de un número desconocido para advertirle que si siguen con la denuncia “no saben qué les va a pasar a todos”.
Incluso, en un chat del barrio advirtieron que habría una balacera en la final de fútbol de mujeres que se disputó hace dos semanas. En esa misma cancha, los vecinos quemaron las motos de los implicados.
La abogada Nathalya Salazar recomienda al sargento que para tener un poco de seguridad de su vida solicite su ingreso al sistema de protección para víctimas y testigos.
Por otro lado, para justificar que hubo un arma de fuego, la experta señala que, durante la instrucción fiscal se puede solicitar las versiones de las personas que presenciaron el hecho “y que den fe de que el delincuente utilizó un arma”.
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