Son los reyes de la madrugada de Guayaquil. Mientras ustedes duermen, ellos caminan, y eso que no son guardias de seguridad.

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En una de las madrugadas de este ahora frío Guayaquil, Daniel Pomaina empuja su ‘carrito’ de tres ruedas. Él tiene 29 años, de los cuales 10 se ha dedicado al reciclaje en un triciclo viejo que pide auxilio. Y lo hace en familia: junto al amor de su vida, Katiuska Falquez, de 31 años, y sus hijos Daniel (7) e Ilian (3).

Es un padre diferente y, en su chirez, es hasta tecnológico. Es más, puede que sea el primer reciclador con cuenta de TikTok en Ecuador.

El amor a sus hijos ha hecho que no se desvíe del camino del bien. Su esposa lo acompaña a recoger cartones y todo lo que encuentran en la calle. La gente se sorprende al verlos; todavía hay personas buenas que les dan una mano. Arrienda un cuarto en la cooperativa Juan Montalvo, a dos cuadras del cementerio Jardines de Esperanza, y reunir el dinero para pagar el arriendo es una de sus luchas diarias.

Daniel, quien ‘vacila’ un arete en su oreja izquierda, es un joven que no se hace problemas por nada. Tiene un sueño: le gustaría ser el rey del reciclaje de manera viral. Su cuenta en TikTok cada día tiene un nuevo seguidor y eso lo motiva, pero solo ve las redes cuando está en casa, porque no hay dinero para ponerle megas.

Se ríe cuando le decimos que es el Padre Símbolo de la madrugada. Asegura que nunca pensó que comenzaría a hacerse conocido gracias a sus videos. Ama con la vida a su esposa, porque desde que la conoció formaron una sola ‘llave’, pues los dos empujan el triciclo. Luego vinieron Daniel Jr. e Ilian, quienes aprenden el valor del trabajo honesto. Mientras conversamos cerca del camposanto cerca de su casa, los pequeños ven un recipiente y comienzan a sacar botellas de agua. Verlos hacer eso hace que el corazón se haga pedazos.

Daniel antes reciclaba en el día, pero había demasiada competencia, hasta que dejó de hacerlo porque comenzó a obtener apenas un dólar por jornada. Recuerda que en la pandemia de covid-19, en 2020, salía a reciclar de madrugada. La policía lo mandaba a casa, debido al toque de queda imperante, pero él debía asegurar la comida de su ‘family’. Incluso, en uno de esos recorridos encontró un muerto en medio de la basura, algo que prefiere olvidar.

Su ‘ñora’, Katiuska Falquez, quien tiene cuerpo de modelo, dice que su marido es el mejor padre del mundo, porque se sacrifica al máximo para poder llevarles el pan de cada día. Lo apoya en todo y está junto a él cuando salen de madrugada. Ella recicla desde que sus bebés estaban en su barriga.

¿Qué ganan? Hay madrugadas que les va bien. A las 07:00 van a la cachinería a vender lo que han recogido. Si les dan entre 18 y 24 dólares (o un poquito más), consideran que la faena ha sido un éxito. Sin embargo, también hay días ‘para llorar’, en los que ganan lo justo para el pan y la leche del desayuno.

El silencio de la noche es su mejor compañero. Recorren unos 15 kilómetros todos los días y aseguran que por eso están bien físicamente. Viven en medio del peligro de los carros que salen a toda velocidad y pueden arrastrarlos, pero antes de salir le piden a Dios que los cuide. Las madrugadas son tristes cuando las llantas de su triciclo se ‘bajan’ y deben empujar con todo el peso.

Hay gente que se acerca y les da comida. Cuando llegan a Rukito, un restaurante de Guayaquil, es como una fiesta para los Pomaina. Allí Daniel saca seis fundas de basura y siempre les tienen dos buenas tarrinas de comida.

Daniel y Katiuska son un ejemplo. El padre está a la moda. Graba todo en video y lo publica en TikTok. Su cuenta es @Liandaniel3 y tiene 2.946 seguidores.

Para el Día del Padre, recibió regalos de lectores de EXTRA, quienes le dieron un dinerito (más o menos el equivalente a cuatro días de ‘camello’), un perfume árabe y zapatos Nike.

También hizo un video y le enllantaron el triciclo, que es su herramienta de trabajo, y hasta le regalaron una bicicleta para uno de sus hijos. Y cuatro días después llegó la bicicleta para el otro.

Daniel es un padre madrugador, reciclador y tiktoker. Les hacemos la promesa de que volveremos a conversar con ellos, porque estamos en deuda.

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