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Según Fiscalía, la menor de edad era maltratada por su padrastro.Cortesía

¡No quieren desenterrarla!

El abuelo de la niña asesinada a golpes en Morona Santiago pide que juzguen al sospechoso con las pruebas que tienen. Fiscalía no piensa exhumarla.

Juan no quiere que exhumen nuevamente el cuerpo de Inés, su nieta asesinada a golpes en Macas, Morona Santiago, porque “no lo podremos soportar”.

A pesar de que no se ha confirmado la diligencia, es algo que probablemente se haga para indagar el femicidio de la niña, de 4 años, dice el familiar. “Los abogados nos dijeron que todas las pruebas están en contra del detenido. No vemos la necesidad de hacer eso (revisar el cuerpo)”.

El crimen ocurrió en agosto pasado, pero recién en septiembre se descubrió a la niña sepultada en una finca de Sevilla Don Bosco. Luis, el padrastro, es el principal sospechoso.

El implicado es hijo de un amigo de Juan. Conoció a María, madre de la pequeña asesinada, cuando estudiaba en el colegio. Mantuvieron una relación, pero se separaron por un tiempo. El procesado la buscó para formar un hogar y se fueron a vivir a esa finca, donde las habría maltratado constantemente.

Por su parte, la fiscal provincial Anita Madero dice que no está contemplada una exhumación en este caso muy frecuente en Morona Santiago. “Lamentablemente ocupamos el primer lugar (en el país) de violencia contra la mujer. Siete de cada 10 mujeres son maltratadas”.

El sospechoso habría amenazado a la madre de la niña para que no hablara sobre el crimen.Cortesía

Para la jurisconsulta, esta situación ha sido normalizada por el agresor. De esa manera se perpetúa la violencia a niveles más crueles, como lo ocurrido con Inés, quien fue golpeada con un palo de escoba en su cabeza, pateada y ahogada en un riachuelo.

Madero explica que dentro de ese círculo de agresiones generalmente hay otras víctimas que son los menores de edad. Y los agresores principalmente son padres, padrastros o abuelos, según los análisis que se han hecho a las denuncias. “Cuando una mujer no puede evitar que alguien la maltrate, muy difícilmente podrá proteger a sus hijos”, sentencia.

Ahora, María recibe atención psicológica, cuenta su padre. La han visitado especialistas en algunas ocasiones tras el asesinato. “Está a cargo de la mamá y ya puede comer y también dormir”, indica Juan.

Los nombres de los involucrados fueron cambiados para proteger sus identidades.