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Ibarra es ‘dulce’ para los ovnis
El objeto emitía luces de color amarillo y blanco. Pero lo curioso fue que, al descender, quedó del tamaño de una pelota de fútbol. ¡De locos!
Carlos peloteaba con cuatro primos en el patio de la casa de su difunto abuelo, cuando en el cielo, el destello intermitente de una luz, como el flash de una cámara fotográfica, atrapó su atención.
No era un avión sobrevolando una residencia rentera que colindaba con la Casa de la Cultura, ubicada entre las calles Pedro Rodríguez y Juan de Dios Navas, centro de Ibarra. Era un objeto circular del tamaño de un bus de transporte. Se quedó estático mientras emitía luces de colores amarillo y blanco. Eran aproximadamente las 17:00, cuando esa experiencia cambió la vida de Carlos, quien tenía 24 años.
No le quitó la mirada al firmamento, y hasta le hicieron un gol por quedarse distraído por el supuesto ovni. Corrió hacia el domicilio para llamar a su abuelo (falleció en 2019). Cuando regresó, vio al objeto descender y encogerse al mismo tiempo, hasta el punto de tener el tamaño de un balón de fútbol.
“Todo transcurrió muy rápido. Cuando empezó a bajar se iba achicando, como que si un globo se estuviera desinflando. Bajó hasta el techo de esa casa y sobre ella se quedó unos dos minutos. No vimos si dejó algo. Volvió a subir y desapareció rápido entre las nubes”, recuerda con asombro el ibarreño. Ocurrió en 2010.
Carlos asegura que en ese momento no le dio miedo, por el contrario, tuvo curiosidad. Tenía la sospecha de que era un platillo volador, por su forma, su color gris y porque arrojaba luces en diferentes direcciones. “¿Qué es eso?”, le preguntó a su abuelo.
“En Ibarra hay una gran presencia de naves alienígenas. Sin duda alguna este es una de las grandes evidencias de un tipo de ovni que aún no se ha podido registrar. Ver estos platillos es casi imposible, pero en las pocas evidencias que hay acá coincide en que llegan a casas renteras, donde estarían hospedados extraterrestres”, explica el investigador de fenómenos paranormales y ufólogo Byron Carranco.
NUEVA EXPERIENCIA
Carlos quería acceder a información sobre alienígenas, porque su abuelo le aseveró que la nave era manejada por algún ser de otro planeta, pero en 2010 el acceso a Internet era limitado para él. Fue recién en 2017 que volvió a indagar sobre el tema, ya que vio otro objeto volador mientras acampaba con unos amigos en las aguas termales de Chachimbiro, en Imbabura.
“Esta nueva experiencia me hizo caer en cuenta que no estamos solos. Ya vi un platillo que se achicaba y otro que tenía en forma de cigarro. Quiero entrar en el mundo de la ufología porque me pareció extraño que haya tipos de ovnis que aún no se hayan podido registrar”, enfatiza Carlos.
SON 'TRANSFORMES'
Carranco recalca que por la naturaleza de este tipo de objetos voladores, el cual no tiene un nombre determinado, no se han podido registrar.
“Los ovnis no se meten con gente que no les interesa, por eso es que ellos (alienígenas) los vieron y el platillo no se les acercó. Al tener la habilidad de encogerse hace más difícil encontrarlos. Ellos utilizan su habilidad para no ser vistos por nosotros”, aclara.