Crisis. Una palabra que los emprendedores ecuatorianos han sabido ‘torear’ una y otra vez para no quedarse en el camino. El comerciante se para y va por el segundo intento y hasta por el tercero si es necesario. Pero, ahora crece el desánimo para no volver a intentarlo, por la inseguridad.

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¿Los emprendimientos en Ecuador están cerrando por las extorsiones y no reabren por miedo?

“No hay una medición directa, pero sin duda una de las razones de cierre es la falta de rentabilidad y de manera directa la inseguridad influye en eso; porque tienen que trabajar menos horas al día”, reveló a María Paula Espinosa Vélez, directora de la Escuela de Negocios de La UTPL, quién adelantó parte del estudio GEM Ecuador 2024.

Ecuador tiene una tasa significativa en cierre de negocios. Hay 9,48 % de emprendimientos que salieron y que ya no se volvieron a abrir, hay un 4 % de negocios que optan por seguir. Es una de las características de los emprendedores ecuatorianos, volver a abrir un negocio que se cerró, pero esa tasa es menos que el año 2023.

Antes había mayor resiliencia, las personas que cerraban decían: ¡Sí, vamos a volver a emprender!. “Pero, ahora sí se percibe una mayor resistencia a volver a emprender, pese a que el ecuatoriano es resiliente”, dijo Espinosa.

La incertidumbre ha enfriado el ánimo, pero, aun así, el emprendimiento en Ecuador sigue destacando dentro de América Latina.

Para que esta dinámica no se extinga en el primer intento, es clave el impulso de políticas públicas que fomenten su crecimiento. En 2024, la tasa de emprendimiento temprano en Ecuador alcanzó el 33,37 %, lo que significa que un tercio de la población adulta ha iniciado un negocio.

El estudio de este año, realizado por la UTPL, la UEES y la Universidad Católica de Ibarra, revelará su contenido completo a finales de abril de 2025.

Testimonios de crisis de 'vacunas' en Guayaquil

EXTRA recorrió la zona donde venden materiales de construcción, en la avenida Machala; también alrededor del Mercado Central y por la avenida Ernesto Albán, desde la 25 de Julio hasta Tulcán, donde se observaron varios locales cerrados.

María (nombre protegido) abrió su negocio de venta de bollos hace tres meses, pero su sueño se convirtió en pesadilla cuando, semanas atrás, extorsionadores le exigieron $ 1.200 mensuales. “Tuve que cerrar. Aunque aún debo al banco, no me quedó otra opción que entregar el local y despedir a tres colaboradores”, relató a este Diario.

Ana vivió una situación igual de angustiante: su local de repuestos de motos fue baleado por negarse a pagar una extorsión de $ 5.000. Jesús, quien vendía carne de cerdo y fritada, también tuvo que cerrar después de que le exigieran $ 15.000.

El común denominador en estas historias es que ninguno volverá a abrir. No solo se pierde un negocio, sino también el ingreso del arrendador, la recaudación de impuestos para el Estado, las ganancias de empresas proveedoras de insumos y servicios básicos, y, sobre todo, fuentes de empleo.

“Una de las razones por la que cerré mi local fue por la inseguridad y hasta tuve que eliminar mis redes sociales, lo que no me dejó ni la opción de abrir el negocio virtualmente. Incluso cambié de número de teléfono, porque siguieron llamando a amenazarme. Así no quedan deseos de ser emprendedora”, lamentó Ana.

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