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Un fuerte despliegue militar y policial en la zona del ataque se registró durante la madrugada de este lunes.EXTRA

Esmeraldas: Tres guayaquileños fueron asesinados dentro de una casa

Los hombres llegaron a una casa en San Lorenzo, en donde fueron tiroteados por 12 criminales. Le detallamos lo que pasó con los cadáveres

La tranquilidad de la parroquia de Palma Real, en San Lorenzo del Pailón, en Esmeraldas fue brutalmente interrumpida en la madrugada de este 3 de marzo, cuando un ataque armado dejó tres jóvenes muertos. Los cuerpos de los occisos fueron hallados en un domicilio de construcción mixta, donde la celebración se tornó en un luto desgarrador.

El reloj marcaba las 03:10 de este lunes cuando los miembros de la Dinased, Criminalística y Policía Judicial (PJ) llegaron al lugar, alertados por un llamado de emergencia que denunciaba la presencia de tres cuerpos sin vida. Al ingresar al domicilio, la escena era dantesca: dos cuerpos yacían en la sala, cubiertos con sábanas, mientras que un tercero se encontraba en el dormitorio, separado por una frágil pared de madera. Todos presentaban múltiples heridas de bala, según el reporte policial preliminar.

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Las víctimas viajaron desde Guayaquil por el feriado de Carnaval

Uno de los cadáveres fue sacado del inmueble, donde se produjo el hecho violento.EXTRA

Las víctimas fueron identificadas como Jaimen Adrián Arismendis Estacio (23), Jostin Alberto León Salcedo (23) y Ronald Fernando Salcedo Rodríguez (25). Los tres habían llegado a San Lorenzo, aproximadamente a las 11:30, del 2 de marzo, desde Guayaquil para disfrutar del Carnaval.

Según testimonios de familiares, alrededor de las 19:00 de ese mismo día, los jóvenes se encontraban conversando afuera de la casa cuando un grupo, de al menos 12 individuos irrumpió, gritando: “¡Ustedes son de Guayaquil!” antes de abrir fuego indiscriminadamente. Después de lo ocurrido, los tipos huyeron.

Tras el suceso, la situación se tornó aún más tensa cuando los parientes de las víctimas, visiblemente alterados, se opusieron al levantamiento de los cadáveres, exigiendo respuestas y justicia. Una ciudadana que presenció la llegada de los tiroteados expresó su indignación y dolor, clamando por protección en un contexto donde la violencia parece ser la única constante. “Vinieron a disfrutar, a celebrar la vida y ahora están aquí, en este horror”, dijo entre lágrimas, reflejando el sentimiento de impotencia que invade a la comunidad.

Los tres jóvenes, que no tenían antecedentes delictivos ni habrían estado vinculados a grupos delictivos organizados, ahora son parte de una estadística trágica que refleja la creciente ola de violencia en Esmeraldas.

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