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Geovanny Bravo sigue postrado en cama y aún desconoce la razón de su incapacidad.Carlos Klinger

El drama de Geovanny Bravo Junco: solo, en cama y sin poder moverse

"No se lo deseo ni a mi peor enemigo". Geovanny Bravo entró al quirófano para una apendicectomía, pero perdió la movilidad en sus piernas

El ‘Ingeniero’, como le dicen sus vecinos, lleva cuatro semanas sin moverse de su cama. La piel de sus glúteos está lacerada y sus pies, hinchados, como resultado de ni siquiera poder mover los dedos.

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No ha salido de su vivienda en la cooperativa San Francisco 2, un barrio de difícil acceso en el noroeste de Guayaquil, porque perdió la movilidad en la parte inferior de su cuerpo dos semanas después de una apendicectomía en diciembre de 2024. Para él, encontrarse en esta condición ha sido el peor castigo.

“Créame, esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Me desespero estando aquí acostado y viendo que mi única compañía es el televisor”, dice Geovanny Bravo Junco, de 61 años. Desde su cama atendió al equipo de EXTRA que lo visitó y, aunque sus extremidades inferiores no responden a las órdenes de su cerebro, sus lágrimas sí dejan ver la tristeza y la impotencia que siente.

El miércoles 27 de febrero, le colocaron una sonda.Carlos Klinger

“Fui solo a hacerme un chequeo por una hernia y me dijeron que debían extirparme el apéndice porque estaba a un paso de la peritonitis (proceso inflamatorio en una parte del abdomen). En resumen, me operaron un día después y yo parecía haber quedado en óptimas condiciones”, relata.

Don Geovanny abandonó el hospital de Monte Sinaí caminando tras la operación. Durante los siguientes siete días, no salió de su vivienda ni siquiera para comer, porque una vecina le llevaba alimentos. Sin embargo, en la segunda semana, se atrevió a bajar el cerro en el que se ubica su casa para almorzar algo diferente.

Trabajaba en un taller mecánico

“Bajé, volví a subir y me acosté. Luego, no volví a sentir mis piernas; es como si durante la operación hubieran tocado algún nervio que ahora me imposibilita moverlas, y ellas son mi única forma de sustento”, asegura.

Hasta diciembre pasado, el ‘Ingeniero’ trabajaba en un taller mecánico en Vergeles, al norte de la ciudad. El poco dinero que tenía ahorrado lo gastó en su salud. “Tenía 2.500 dólares ahorrados para adecuar mi casita con lo necesario. Ahorita solo tengo mi colchón y lo demás son cuatro paredes”, menciona.

Y de remate, pasó cuatro días sin poder evacuar ni orinar, lo que le provocó intensos dolores abdominales. Sus vecinos, preocupados, llamaron a una ambulancia, y los paramédicos le colocaron una sonda para aliviarlo.

“Pude evacuar, pero sigo sin poder moverme”, lamenta. “Ahora solo pido ayuda para volver a caminar. No tengo quien me mantenga; mis hermanos y mis padres fallecieron, y mis hijos cortaron comunicación conmigo”, concluye.

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