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Descuartizado en Ibarra: Acusado del crimen ya está en psiquiátrico
El implicado fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide. Dos expertos detallaron que el caso tiene que analizarse. Le contamos por qué
El joven acusado de descuartizar a su compañero de universidad, y que fue e declarado inimputable por padecer esquizofrenia paranoide, fue acogido en el Instituto de Neurociencias de Guayaquil. Un escrito enviado ayer por su director, a las autoridades de Ibarra, en Imbabura, donde se cometió el atroz crimen, lo confirmó.
Según el documento, Alejandro fue admitido desde el 14 de noviembre. Además, en el oficio se detalla que si el paciente presentara alguna mejoría, podría recibir el alta médica, pero no sin antes darlo a conocer a los entes judiciales.
La muerte perpetrada por Alejandro, según sus declaraciones, se produjo el 1 de abril en su casa, en Ibarra. Jordan León, la víctima, fue golpeado en la cabeza, cortado su brazo izquierdo y el resto de extremidades estuvieron a punto de ser cercenadas. Sin embargo, la inimputabilidad lo libró de la cárcel, ya que el implicado adujo que oía voces.
Ante ello, dos especialistas consultados por EXTRA analizaron el caso y tienen sus dudas sobre el diagnóstico realizado por una trabajadora social, un psicólogo y un psiquiatra de Fiscalía.
Los tiempos para dar el diagnóstico es muy corto
Para Alexandra Mantilla, especialista en perfilación criminal, el tiempo que se usó para no procesar al implicado es demasiado corto. “Los investigadores debieron tomar en cuenta diversos escenarios que se pudieron haber presentado en la vida del chico. Esto, porque la esquizofrenia no se presenta de un día para otro en un paciente que la padece”.
Según Alejandro, las voces que escuchó durante el asesinato de León las percibió desde que tenía 15 años. Incluso, tenía intenciones suicidas debido a este padecimiento, algo que hace dudar a Mantilla sobre su diagnóstico, ya que en su experiencia es complicado que un esquizofrénico quiera matarse.
“Las personas que experimentan la esquizofrenia viven en su mundo y es muy complejo que agredan a alguien, salvo que se sientan amenazados, pero no para cometer un crimen de esa magnitud”.
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Especialistas dicen que se analice minuciosamente el caso
Segundo Romero, psicólogo forense, coincidió con Mantilla al mencionar que el esquizofrénico tiene una vida desconectada de la realidad. “A estas personas se las conoce, comúnmente, como loquitos. Su pensamiento es muy diferente a quien no la padezca”.
Una fuente le reveló a EXTRA que durante su encierro en el Centro de Privación de Libertad, en Ibarra, Alejandro se mostró callado, pero con una inteligencia abrumadora. “Empezaron a notar (los compañeros de celda) situaciones extrañas y se ganaba la voluntad haciendo deberes de los familiares de los internos. (Dicen) que era muy bueno para la electricidad y todo tipo de conexiones”, explicó la persona que tiene contactos en esa cárcel.
Por eso, para Romero es extraño que las autoridades declararan inimputable a Alejandro si todavía tiene coherencia en sus pensamientos y un grado de racionalidad que no podrían catalogarse como esquizofrenia.
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