El conflicto entre la Agencia de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) y el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, sigue escalando. La noche del jueves 6 de marzo, personal municipal desalojó a los guardias de Arcsa de sus oficinas en el parque Samanes y colocó cadenas y candados en las instalaciones. Hasta la noche del 13 de marzo, la entidad sanitaria guardó silencio sobre el tema.

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Los usuarios se dividieron entre quienes respaldaron la medida y quienes la interpretaron como una represalia del alcalde contra la agencia sanitaria, pues días antes, Arcsa había clausurado un negocio familiar de pizzas vinculado a Álvarez, decisión que él criticó duramente, calificándola de una persecución política orquestada por el presidente Daniel Noboa.

Después de varios días de silencio, Arcsa rompió el hermetismo el 13 de marzo con su característico tono humorístico. En un video explicativo, la agencia detalló las razones detrás de la clausura del negocio de la familia Álvarez.

“El pasado 6 de marzo, en atención a sus denuncias ciudadanas, realizamos un control a 14 restaurantes de Guayaquil y Samborondón. Detectamos irregularidades sanitarias en dos de ellos, los cuales fueron clausurados por: mala manipulación de alimentos, contaminación cruzada, productos sin notificación sanitaria, falta de higiene y presencia de plagas. ¡Tenían cucara-pizzas!”, señalaron en el video mientras mostraban evidencia de las condiciones del establecimiento.

El comunicado también abordó el cierre de sus oficinas en el parque Samanes. “Parece que nuestra gestión, tan aceptada por la población, no sentó bien en una institución que de ‘guán pin pon’ motivó una persecución que quería dejar nuestras oficinas sin atención”, afirmó Arcsa.

¿Aquiles Álvarez clausuró Arcsa por represalia?

Para reforzar su postura, incluyeron un fragmento de una entrevista con La Posta, en la que Aquiles Álvarez admitía abiertamente su rol en la decisión: “Les mandé a poner candado y no te voy a negar, lo de la pizzería me motivó”.

Finalmente, Arcsa denunció que en los últimos días ha sufrido hostigamiento y amedrentamiento: “Pese a que contamos con documentación y evidencia, nos exigen que desalojemos de inmediato nuestras oficinas”.

El enfrentamiento entre Arcsa y el alcalde de Guayaquil refleja una tensión política creciente y ha puesto en el centro del debate la independencia de las instituciones de control sanitario frente a la presión de las autoridades municipales. La polémica sigue abierta.

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