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Alberto estuvo largo tiempo en prisión y ahora quiere rehabilitarse.René Fraga

El crimen lo tienta, pero le huye

Mafias buscan a un exconvicto para que siga cometiendo delitos. Él quiere rehabilitarse con el dinero que ganó trabajando en ‘cana’, pero hasta ahora no se lo dan.

Alberto tiene varios fajos de billetes frente a él. Suman 10.000 dólares. Un hombre le dice que lo único que tiene que hacer es manejar una motocicleta y llevar a un sicario para que asesine a un empresario de Cuenca.

Sus manos sudan. Sus piernas tiemblan. Está nervioso. Por un momento piensa que con ese dinero podría alquilar un departamento, comprar ropa, alimentos y vivir cómodamente por un tiempo.

Aunque por su mente navegan imágenes de masacres y del infierno que vivió en ‘cana’. Llora por un instante. Se doblega. Pero no cae en la tentación.

El hombre que le ofreció el billete, enojado, le grita antes de retirarse: “Prefieres vivir en la mierda antes que acomodar tu vida, maldito miserable”.

Alberto es un exconvicto que actualmente completa su pena en régimen de prelibertad y lo ha hecho pese a que han querido inducirlo al crimen nuevamente.

En 2019 salió del Centro de Privación de Libertad de Cotopaxi, luego de estar 19 años preso por un asesinato. Según él, debía cumplir 25.

Este hombre cuenta que aprendió a matar a los 9 años cuando fue reclutado a la fuerza por la guerrilla colombiana. En ese entonces vivía en la frontera norte de Ecuador. Lo obligaron a disparar rifles, desmembrar extremidades de las personas, colocar bombas, secuestrar gente, robar bancos...

Se volvió un criminal ‘pesado’. Alberto asegura que ha estado involucrado en más de 100 crímenes en ambos países. Se ha enrolado con jefes del narcotráfico e incluso fue ‘caporal’ durante su estadía en ‘cana’.

"Las autoridades deben hacer un seguimiento de las personas que salen de la prisión para que no vuelvan a caer en el mal”.Juan
Pastor de una fundación

Pero decidió cambiar. Durante los últimos cuatro años que estuvo en la prisión, él y otros reclusos que se portaban bien fueron elegidos –entre 5.000 privados de libertad–, para ser parte de un convenio de cooperación interinstitucional entre el Ministerio de Justicia (en 2018 pasó a ser Secretaría de Derechos Humanos) y una entidad financiera.

Este consistía en que los internos podían trabajar en el comedor y ganar un sueldo. El dinero sería entregado cuando los reclusos salieran de prisión.

Alberto calcula que habría reunido unos 17 mil dólares en todo ese tiempo de trabajo y sabía que cuando pusiera un pie fuera de la cárcel retiraría ese dinero para cumplir un sueño: abrir una panadería para darle trabajo a exconvictos como él, que no pueden reinsertarse a la sociedad, debido a su pasado criminal.

Sin embargo, dice que ha tenido muchas trabas para obtener el dinero. Lo que más le preocupa es que el crimen organizado le ‘respira en la nuca’ y él no quiere caer nuevamente en la tentación.

Entre el bien y el mal

Presos y miembros de bandas le envían mensajes para tentarlo a cometer delitos.René Fraga

A las pocas semanas de haber salido de prisión, Alberto acudió al Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI) para que le entregaran el dinero, pero le dijeron que debía cumplir la totalidad de su sentencia para obtenerlo.

Esto lo devastó. Cayó en depresión. Pero al mismo tiempo empezaron a llegar las ofertas criminales. Le daban 5 mil dólares por pasar un camión con cocaína de Tulcán a Colombia; 7 mil por robar una cooperativa; 8 mil por secuestrar a un funcionario, entre otros delitos como cuando dicho hombre le ofreció 10 ‘lucas’ para matar a aquel empresario en Cuenca.

Recuerda que días después, quien le propuso el ‘camello’ lo llamó para sacarle en cara que el crimen salió bien y que ganaron más de lo que estaba planificado.

Pese a todo, en una ocasión sí se dejó llevar por el crimen. Alberto tenía una moto y uno de sus amigos lo convenció para robar celulares. Se ‘bajaron’ cuatro. Cuando regresó a casa tuvo un cargo de conciencia que lo hizo recapacitar. Vendió la motocicleta y se propuso cambiar.

Fue al SNAI para pedirle una alternativa que le permitiera retirar el dinero. Le dijeron que hay una: presentar un proyecto para justificar en qué gastará la plata. Alberto lo hizo. Expuso su visión de abrir una panadería, pero ‘hasta el sol de hoy’, según él, no le dan una respuesta. Añade que por esto ha realizado huelgas de hambre afuera de la entidad e, incluso, le ha enviado cartas al presidente de la República para que ‘le paren bola’, pero nada.

Alberto tiene tres hijos que no ha visto desde algunos meses por falta de dinero.

Desde el departamento jurídico del SNAI, un funcionario explicó a EXTRA que dicho convenio fue actualizado en 2018, en el que hubo un cambio con respecto a los requisitos para la devolución del dinero. Se anuló la presentación de un proyecto para devengar esa plata. Ahora la nueva condición para la entrega es que el solicitante fallezca.

El funcionario explica que desde 2021, que él ha tomado el cargo, se han realizado las actualizaciones para que rija esta nueva condición. También aclara que quienes firmaron el convenio anterior ya debieron haber recibido su paga, como el caso de Alberto. “No entiendo cómo no les devolvieron si cumplían con todo”.

El 28 de octubre de este año desde el SNAI se envió un documento a la entidad financiera que forma parte del convenio para que revisen los 12 casos, como el de Alberto y les devenguen la plata.

Rehabilitado por su cuenta

El hombre vive solo en un cuarto que arrienda en 30 dólares.René Fraga

Hasta que se solucione el problema y para escapar de las tentaciones, Alberto ha iniciado su propio plan de reinserción social para dejar definitivamente ese pasado de procesos por asesinato, tentativa de homicidio, violación, tenencia de armas y explosivos, falsificación de moneda, según la Función Judicial.

Lo primero que hizo fue arrendar un pequeño cuarto y comprar ropa usada para revenderla en la calle. Así obtiene algo de plata. Por las tardes acude a una fundación ubicada en el sur de la capital en donde imparte charlas a jóvenes que quieren salir del mundo delictivo y de las drogas.

Juan, pastor y director de aquel centro, afirma que el testimonio de Alberto es importante porque sirve de ejemplo para las personas que acuden al lugar. “Los chicos se sienten identificados con él y saben que también pueden cambiar”.

Una de las metas que tiene el exconvicto es seguir una carrera en gastronomía para, en un futuro, ponerse un restaurante.

El pastor admira la templanza y voluntad de Alberto para reconocer que estuvo mal y, sobre todo, evitar caer en las tentaciones. Juan menciona que, en este caso, las entidades que están encargadas del proceso de reinserción de los exconvictos deben tener más empatía con ellos y saber por lo que pasan. “Necesitan otra oportunidad, no ser denigrados y apartados de la sociedad”.

Alberto medita y dice que todo ese pasado criminal quiere que le sirva para dar ejemplo a las nuevas generaciones que viven el contexto de violencia e inseguridad actuales. Su objetivo es crear un canal en YouTube para enviar su mensaje de conciencia.

Alberto acude a una fundación para dar charlas a jóvenes en rehabilitación.René Fraga

Se omitió los verdaderos nombres para proteger la identidad de los entrevistados.