Una motocicleta parqueada junto al ingreso de un cementerio de la parroquia rural Posorja, de Guayaquil, llamó la atención de quienes habitan alrededor, pues el ligero vehículo llevaba cerca de 24 horas en el sitio y no pertenecía a ningún vecino del camposanto.

Eso fue lo que José Luis Baidal, un lugareño, habría relatado a los investigadores de la Policía Nacional tras alertarlos del extraño suceso. En consecuencia, los uniformados ejecutaron un barrido entre las tumbas y descubrieron que, cerca de una de las paredes del perímetro, había un cuerpo.

El hallazgo se suscitó cerca de las 14:00 del sábado 5 de febrero, según se detalla en un informe preliminar.

Además, se señala que el cadáver, que correspondía a un hombre, estaba carbonizado, con una herida cortopunzante en el cuello y no había manera de establecer su identidad en ese momento, pero los agentes tenían una pista: la moto abandonada, cuya placa estaba registrada a nombre de Alexander Párraga Giraldo.

En consecuencia, los peritos habrían buscado la manera de contactar a sus familiares y lograron comunicarse con Ney Párraga, el papá del propietario de la moto.

El hombre les habría confirmado que el vehículo era de su vástago y que él estaba desaparecido desde el día anterior. Por eso el progenitor se dirigió de inmediato al cementerio para colaborar con los agentes y ver si se trataba de su hijo.

Tras su arribo, fue acompañado por los investigadores a la escena y lo reconoció por una cadena de metal que solía portar. Sin embargo, para tener la certeza de que la víctima es Alexander Párraga, el cuerpo fue llevado al Laboratorio de Criminalística para hacer pruebas de necrodactilia o, de ser necesario, de ADN (genética), detallaron fuentes oficiales.