Alrededor de 50 personas se reunieron en un conocido bar restaurante de Asunción para mirar el partido entre Ecuador y Paraguay por las eliminatorias a la Copa del Mundo EE.UU., México y Canadá 2026.

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Entre ellos sobresalían siete ecuatorianos, quienes encabezados por Ramiro Lojano llegaron a la capital paraguaya a cumplir con una convención de tecnología, se reunieron para mirar el cotejo.

“Éramos más, pero algunos compañeros debieron regresar antes”, sostuvo Lojano, mientras se acomodaba para mirar el compromiso disputado en el estadio de Liga de Quito.

Con el pasar de los minutos las reacciones de los visitantes eran diversas, ante la atenta mirada de los guaraníes, que fieles a su cordialidad no reprochaban las muestras de emoción tricolores.

Las camisetas amarillas, que identifican a Ecuador escaseaban porque, solo Carlos Ponce tuvo la precaución de traer la “armadura”; aunque alterna, sabiendo que se quedaría para ver el partido en la capital mundial de la amistad, cómo es reconocida también Asunción.

Para la segunda mitad no faltaron los reclamos tanto de paraguayos como de ecuatorianos por las ocasiones de gol perdidas. Las locales hasta en guaraní, su idioma originario.

Entre ellos: akã trapo” (no piensas) o Nde sapatu un lado” (a nadie le sirve), que se expresaban ante los errores albirrojos, pero también se oía el “bien carajo” ante una buena acción.

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Los minutos pasaban y del lado ecuatoriano se empezaban a desesperar porque el gol no llegaba, pese a que “dominamos”, comentó Lojano, quien se quedó con el grito de gol atragantado.

Los hinchas de ambas selecciones salieron con sentimientos encontrados, los paraguayos felices por el empate, mientras que, los visitantes enojados por el resultado.

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