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Ecuador vs Bolivia: El viacrucis de los vendedores informales por ganarse el día
Llegaron en la madrugada para poder guardar sus cosas para la venta
El Ecuador vs Bolivia por las eliminatorias Sudamericanas, se lo comenzó a vivir desde la madrugada del jueves 14 de noviembre del 2024. Docenas de compatriotas llegaron a las 04:40, sí, a esa hora. Y eran los vendedores informales, quienes deben de estar como “escondidos” desde esa hora, porque ya en horas de la mañana no dejan entrar a nadie al sector del estadio Monumental, solo con las credenciales.
Y debido a que es un partido de Conmebol, estos tienen sus propios sitios de ventas. Los vendedores informales se juegan un partido aparte.
La mayoría son de agua, cerveza y caramelos. Los de comida tienen que estar fuera del perímetro que tiene Conmebol. La pelea es que no se dejen ver los productos, es como una venta clandestina, algo que no pasa con los partidos de la LigaPro.
Una historia antes del partido
Pero son las reglas del juego. Todos los vendedores, que arriesgaron ofrecer sus productos, llegaron a esa hora.
Estar desde la madrugada fuera del estadio Monumental por un partido de la Tri es algo que poco se da. La logística trabaja 24 horas antes, desde cubrir con plástico las publicidades que no tienen que ver con Conmebol.
Pero el día del partido es algo realmente estresante para los vendedores ambulantes.
Tienen que estar con los ojos abiertos, estar pilas para que no los saquen del área que tiene Conmebol. Mejor dicho, es prohibido que estén en ese sector, los vendedores ambulantes tienen que estar un kilómetro fuera.
Habían que vender o vender
Pero se la jugaron, solo le pedían a Dios que los dejen trabajar. Lo más fuerte ya estaba hecho: el estar fuera del Monumental.
Carlos Soriano, de 56 años, había comprado dos marquetas de hielo. Las escondía como tesoro, se iba a dedicar a la venta de agua con su hermana María Soriano de 54.
Mientras que Lastenia Centeno de 66, una manabita del cantón Rocafuerte que vive en Guayaquil muchos años, hacía oraciones para que todo les salga bien.
Yalitza Malats de 42, la más risueña a quien sus amigas le dicen Shakira, expresa que ayer no fue un día cualquiera, que ella salió de su casa del Suburbio a las 05:00 con tal de poder vender.
Y quien se ha vestido de fiesta, se puso un cintillo, es Cecibel Alejandro, a quien le dicen “la soltera más deseada”. Comenta que sabe que será duro el día, porque puede que le quiten las cosas o que los saquen de ahí. Dice que si la dejan también vendería unas cervezas. “Ojalá nos dejen vender”.
Y quien arriesgó todo es Abel Pozo, llegó a las 10:00, pero entró con 90 vuvuzelas, color azul y blanco, las vendía a $ 2. y tiene una misión: antes de las 18:00 quedarse sin nada, para poder ir a su casa.