El racionamiento prolongando de electricidad mantiene en ascuas al ecuatoriano. Esto tras un inminente colapso del sistema, advertido desde el Operador Nacional de Electricidad (Cenace), que propone un recorte de energía de hasta 14 horas por día.

Y esto es una catástrofe, admitió Richard Espinosa, técnico de electricidad de Quito, a quien el trabajo prácticamente se le ha duplicado. Pero no necesariamente es una buena noticia porque, según el especialista, la gente le pide más garantías en su trabajo. “Los cortes han generado daños graves en electrodomésticos como son lavadoras o refrigeradoras. Generalmente se dañan unas tarjetas que tienen y hay que reemplazarlas. Pero las personas me preguntan: ¿Cuánto puede durar esto si habrá más apagones?”.

La salud mental ante la crisis de energía en Ecuador

Pero no solo los electrodomésticos se estropean por esta grave situación nacional. La salud mental de los ecuatorianos es algo que puede verse bastante afectada. Andrés García, psicólogo clínico y forense, retrocede en el tiempo para analizar la psiquis del ecuatoriano que está a punto de explotar.

“La crisis de la pandemia le quitó la parte social a las personas y transformó la psicología en las personas”. Luego vinieron las crisis carcelarias, cuya violencia saltó después a las calles y la gente lo ha estado palpando desde entonces. A eso hay que sumar los problemas con el narcotráfico y la creciente inseguridad.

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“El delito ha subido escalas y ha transgredido situaciones con crímenes cruentos, tasas elevadas de delitos en ciudades principales como Quito, Guayaquil y Cuenca, además de casos de femicidio, aumento del crimen organizado y demás. Esto ha dejado en consternación a nuestra ciudadanía”, precisó García.

Agregó que hay ramas dentro de las ciencias forenses, como la victimología, que han permitido evaluar a las personas y se ha visto que, a nivel psicológico, ha habido modificaciones. “Se demostró que vivimos en una gran paranoia y en una desconfianza total. Y esto se ha agravado mucho más con la reciente crisis energética”.

Un desastre económico por los apagones

Según el economista Alberto Acosta Burneo, los apagones están costando muchísimo a las empresas que, de por sí, venían de una situación muy difícil. “Los empresarios se han desenvuelto dentro de una economía detenida, donde las ventas internas han ido cayendo”.

Si esto sigue de manera temporal, en algo podría sostenerse la industria, manifestó Acosta Burneo. Pero es evidente que si esto se extiende, el sector deberá reducir sus actividades económicas y, por ende, reducir el empleo, porque no hay ingresos.

“Las exportaciones tenían un mejor desempeño y se iban acelerando, pero vemos que esto ha cambiado con los apagones”, analizó el especialista económico. Es complicado predecir cuánto duraría este desastre, porque la solución a la crisis depende de un factor natural: la lluvia. “Y esto es un problema de falta de inversión porque tenemos un modelo estatista, es decir, la energía la maneja el Estado, y el Estado no tiene plata”.

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